Lección 12: Para el 20 de septiembre de 2025
“TE RUEGO QUE ME MUESTRES TU GLORIA”
Sábado 13 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Éxodo 33:7-34:35; Deuteronomio 18:15, 18; Juan 17:3; Romanos 2:4; Juan 3:16; 2 Corintios 3:18.
PARA MEMORIZAR: “El Señor pasó ante Moisés y proclamó: ‘¡Señor! ¡Señor! ¡Dios compasivo y bondadoso, lento para la ira, y grande en amor y fidelidad! Que mantiene su invariable amor a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y no da por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres en los hijos y los nietos hasta la tercera y cuarta generación’ ” (Éxo. 34:6, 7).
Todos necesitamos crecer en nuestra experiencia personal con Dios. El apóstol Pedro exhorta: “Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18). Estamos diariamente en la universidad de Dios, donde no hay graduación, sino un constante proceso de aprendizaje. Puedes ser perfecto en cada etapa de tu desarrollo si permites que Dios te moldee a imagen de Cristo para convertirte en la persona que quiere que seas. Piensa en una escuela. Si los alumnos de primer grado aprenden a leer y a contar hasta 100, reciben una calificación aprobatoria porque su conocimiento es perfecto en esa etapa de su desarrollo. Sin embargo, si se detectara solo ese mismo nivel de conocimiento en un estudiante de secundaria, eso indicaría un fracaso colosal en su educación. Algo similar ocurre con nuestro crecimiento en la gracia y el conocimiento de Dios. En cada etapa de nuestro desarrollo, podemos ser tan perfectos en nuestra esfera como Cristo lo fue en la suya. Esta semana estudiaremos cómo fue creciendo Moisés en su experiencia con el Señor como resultado de conocer y seguir las instrucciones de Dios.
Domingo 14 de septiembre
LA TIENDA DE REUNIÓN
Lee Éxodo 33:7 al 11. ¿Por qué pidió Dios a Moisés que hiciera la tienda de reunión? No debemos confundir “la tienda de reunión” (ubicada fuera del campamento de Israel) con el Tabernáculo, que fue construido más tarde y colocado en el centro del campamento. No sabemos con qué frecuencia consultaba Moisés a Dios en la tienda de reunión. Sin embargo, sabemos con certeza que los encuentros de Moisés con Dios dieron lugar a una estrecha amistad entre ellos. “Y el Señor hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con su amigo” (Éxo. 33:11).
Un amigo es una persona cuya opinión podemos solicitar y con la que podemos hablar abiertamente de casi todo y confiar en que nunca revelará el contenido de nuestro diálogo a otros. La amistad es una de las mayores bendiciones que podemos disfrutar de parte de alguien y brindar a otros. La historia de Moisés, registrada en Éxodo 19 a 34, resulta muy instructiva acerca de cómo transforma Dios nuestra vida. ¿Cómo construyó Dios una relación con Moisés, ese líder excepcional? Un estudio de la vida de este muestra cómo creció en su conocimiento del poder, el amor y el carácter de Dios. Este es un componente crucial de una relación con el Señor. Moisés fue utilizado poderosamente por Dios aun antes de llegar al monte Sinaí, incluso mientras era preparado para su futuro papel especial de liderazgo.
En la tierra de Madián, mientras cuidaba ovejas, Dios lo inspiró para escribir dos libros: Job y Génesis. Luego, en el dramático acontecimiento de la zarza ardiente, fue llamado por Dios para sacar a Israel de Egipto. Vio la derrota de los dioses egipcios y del poderoso ejército del faraón en el Mar Rojo. Observó durante muchas semanas cómo Dios conducía a Israel desde Egipto hasta el Sinaí. Después de la experiencia que resultó en el resplandor de su rostro, Moisés guio a Israel durante otros 39 años hasta los límites de la Tierra Prometida.
La Biblia afirma que Moisés fue un siervo fiel de Dios (Deut. 34:5; Jos. 1:1), un faro inextinguible en la oscuridad, un profeta modelo a la luz del cual habrían de ser medidos los demás (Deut. 18:15, 18). Fue un agente de cambio, aunque el pueblo no siempre siguiera sus indicaciones y sus palabras. Cuando lo hacían, prosperaban. La excepcional historia de Moisés nos muestra lo que Dios puede hacer cuando le permitimos que nos transforme. ¿Cuáles fueron algunos momentos decisivos de tu experiencia con Dios en los que reconociste la forma en que él obró poderosamente en tu vida?
Lunes 15 de septiembre |
PARA QUE TE CONOZCA
Lee Éxodo 33:12 al 17. ¿Qué pidió Moisés al Señor? ¿Por qué requirió que la presencia de Dios los guiara? El crecimiento de Moisés en el Señor fue constante. Se acercaba cada vez más al Señor y procuraba asemejarse a él. Cierto día, mientras conversaba con Dios en la tienda del encuentro, Moisés se dio cuenta de que no lo conocía y le dijo concretamente: “Te ruego que me muestres tu camino, para que te conozca” (Éxo. 33:13). Él era consciente de su profunda necesidad de comprender a Dios en un nuevo nivel.
Descubrió que cuanto más conocía al Señor más lo desconocía. Reconoció su necesidad y deseó de todo corazón conocerlo mejor. Dios concedió de buen grado el deseo de Moisés. Al observar las experiencias de Moisés hasta ahora, vemos que fue atraído a una relación más profunda e íntima con el Señor y que creció espiritualmente. Para empezar, subió al monte “a presentarse ante Dios” (Éxo. 19:3). Luego fue “a la cumbre del monte” (Éxo. 19:20) y después se acercó a la nube, “la densa oscuridad” en la que Dios se encontraba (Éxo. 20:21, NVI).
En otra ocasión, Moisés “se internó en la nube” donde estaba Dios y permaneció con el Señor cuarenta días y cuarenta noches (Éxo. 24:18, NVI). Durante ese tiempo, Dios hizo a Moisés dos preciosos regalos: (1) el Decálogo, escrito por Dios mismo en las dos tablas cinceladas también por él (Éxo. 24:12), y (2) las instrucciones acerca de cómo construir el Tabernáculo y dotarlo del mobiliario correspondiente (ver Éxo. 25-31). Luego pasó otros cuarenta días y noches con el Señor intercediendo por los pecadores (Éxo. 32:30-32; Deut. 9:18).
Sin embargo, incluso después de todo esto, Moisés deseaba conocer el carácter de Dios de forma más concreta, y Dios pronto le dio una visión especial para que pudiera comprender quién es él. Este conocimiento que Moisés deseaba no era una mera comprensión intelectual acerca de Dios, sino un conocimiento vivencial de su persona. No es de extrañar que siglos más tarde Jesús dijera: “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Juan 17:3). La máxima revelación que Dios hizo de sí mismo a los seres humanos consistió en hacerse uno de ellos. ¿Conoces a Dios, o solo sabes acerca de él? ¿Cuál es la diferencia crucial entre ambas cosas?
Martes 16 de septiembre
“TE RUEGO QUE ME MUESTRES TU GLORIA”
Tras la apostasía con el becerro de oro, Moisés intercedió por el pueblo de Dios y quiso tener la seguridad de que el Señor seguiría conduciéndolos a la Tierra Prometida. En lo más profundo de su ser, también deseaba conocer mejor al Señor. Lee Éxodo 33:18 al 23. ¿Cómo respondió Dios a la petición de Moisés de ver su gloria? “Te ruego que me muestres tu gloria”, pidió Moisés al Señor. En su misericordia, el Señor le reveló su gloria. Sin embargo, al responder a la petición de Moisés, Dios prometió mostrarle su “bondad”.
Se puede concluir con seguridad que la gloria de Dios es su bondad; es decir, su carácter (ver también Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 476; Palabras de vida del gran Maestro, p. 342; Profetas y reyes, p. 232). “La gloria de Dios consiste en otorgar su poder a sus hijos. Desea ver a los hombres alcanzar la más alta norma” (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 438). Su gloria es abrazar a los pecadores arrepentidos (ver Profetas y reyes, p. 493) y proveer todo lo necesario para la transformación de ellos. Al mismo tiempo, es nuestra “gloria” revelar su carácter en nuestra vida y darlo a conocer a los demás.
Este reflejo del carácter de Dios, su bondad, amabilidad y tierno amor, debe verse en nuestras acciones. De esta manera, tenemos la oportunidad de ser no solo una bendición para el mundo, sino una luz resplandeciente para el universo que nos observa. Como dice Pablo: “Porque pienso que Dios nos asignó a nosotros los apóstoles el último lugar, como a sentenciados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres” (1 Cor. 4:9).
Esta dimensión cósmica da a nuestra vida y a nuestro servicio un sentido y una finalidad que apenas podemos imaginar. En Romanos 2:4, Pablo dice que la bondad de Dios nos “guía al arrepentimiento”. Es decir, son la bondad y el carácter señaladas por el Espíritu Santo los que convencen a las personas de su pecaminosidad y de su necesidad de salvación. De hecho, cuando miramos a la cruz y sabemos quién estaba allí (el Señor mismo) y por qué estaba allí –porque nos ama y porque esa era la única manera de salvarnos–, tenemos la mayor revelación posible de su bondad y su carácter. ¿Cuánto tiempo dedicas a concentrarte en la cruz y en lo que ella te dice acerca del carácter de Dios?
Miércoles 17 de septiembre
DIOS SE REVELA
Lee Éxodo 34:1 al 28. ¿Cómo reveló Dios su gloria a Moisés? Moisés tenía que llevar consigo dos tablas de piedra como las que había roto (Éxo. 32:19). Iba a encontrarse con el Señor en el monte Sinaí por séptima vez. Sus ascensiones anteriores son mencionadas en los siguientes textos: (1) Éxo. 19:3, 7; (2) Éxo. 19:8, 14; (3) Éxo. 19:20, 25; (4) Éxo. 20:21; 24:3; (5) Éxo. 24:9, 12-18; 32:15; (6) Éxo. 32:30, 31.
Moisés comenzó su ascenso por la mañana temprano. Moisés ya estaba preparado para esta gloriosa visión del carácter divino, cuya belleza resulta más clara aún en virtud de esta impresionante revelación que el Señor hizo de sí mismo, la más importante descripción de quién es Dios, el hilo de oro entretejido en toda la Biblia (Núm. 14:18; Neh. 9:17; Sal. 103:8; Joel 2:13; Jon. 4:2).
La proclamación hecha aquí por el Señor es el Juan 3:16 del Antiguo Testamento. Los escritores bíblicos aplican, repiten o amplían en lugares cruciales esta autoproclamación del Dios vivo, pues es necesario que su carácter sea correctamente entendido. Cuando Moisés recibió la excepcional, inaudita e incomparable explicación del nombre de Dios, se postró y adoró al Señor. Cuando vislumbramos el amor, la gracia, la misericordia, la compasión, la bondad, la fidelidad, el perdón, la santidad y la justicia de Dios, también nos sentimos atraídos por él. Cuando vemos y admiramos sus cualidades excepcionales, comenzamos a experimentar un amor hacia él que hace nacer en nosotros el deseo de servirlo y serle obedientes. Puesto que él nos ama, nosotros también lo amamos (1 Juan 4:19).
En esta revelación de sí mismo, Dios asegura a Moisés que realizará hechos maravillosos en favor de su pueblo y que lo conducirá a la Tierra Prometida. Renueva además el pacto con ellos, prometiendo que otras naciones verán su majestad y su obra asombrosa. “Voy a concertar un pacto. Ante todo el pueblo haré maravillas nunca hechas en toda la tierra, en ninguna nación. Y todo el pueblo que te rodea verá la tremenda obra que yo, el Señor, haré por medio de ti” (Éxo. 34:10). Sin embargo, los israelitas debían obedecer a Dios y seguir diez estipulaciones claras para asegurar su prosperidad. Entonces Dios pidió a Moisés que escribiera el contenido de ese pacto previamente roto (Éxo. 34:27, 28).
Jueves 18 de septiembre
EL ROSTRO RADIANTE DE MOISÉS
Lee Éxodo 34:29 al 35. ¿Por qué resplandecía el rostro de Moisés? Moisés descendió al campamento de Israel con su rostro radiante después de que Dios le revelara su carácter amoroso. ¿Era Moisés consciente de ese fenómeno? En absoluto. Cuanto más cerca está uno del Señor, más consciente es de sus imperfecciones en comparación con la santidad de Dios. ¿Qué hizo resplandecer el rostro de Moisés? No fue el simple hecho de estar en la presencia de Dios, ya que había estado antes en varias ocasiones con él sin que ocurriera ese fenómeno.
Moisés fue transformado, y su rostro resplandeció cuando comprendió la bondad y la amabilidad de Dios, y fue completamente receptivo a él en respuesta a la belleza del carácter divino. Nuestros corazones y mentes pueden experimentar un cambio cuando nos rendimos a Dios y le permitimos ser el Señor y Rey de nuestra vida. Lee 2 Corintios 3:18. ¿Cómo puede Jesús transformarte gradualmente a su imagen? Pablo compara el rostro resplandeciente de Moisés con Jesucristo y dice que la gloria de este (en quien se personificaron la Ley y la gracia de Dios) supera la gloria de la Ley dada por medio de Moisés.
Cristo y su Ley solo pueden grabarse en nuestro carácter cuando fijamos los ojos en él (Heb. 3:1; 12:2) y en virtud del poder del Espíritu de Dios (2 Cor. 3:12-18). Moisés es un modelo que demuestra lo que Dios puede hacer por nosotros cuando le permitimos que transforme nuestro carácter y nos moldee a su imagen divina. A esto se refiere Pablo cuando habla de andar en la “nueva vida” (Rom. 6:4). ¿Qué áreas de tu carácter necesitan reflejar mejor el de Dios? Probablemente todas, ¿verdad? Sin embargo, ¿cómo puede darte ánimo y seguridad de salvación el hecho de centrarte en la cruz y en lo que ella significa?
Viernes 19 de septiembre |
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee cuidadosamente el capítulo titulado “La idolatría en el Sinaí” en el libro Patriarcas y profetas, de Elena de White, pp. 337-341. Cierto día sombrío, un padre y su hijo pequeño visitaron una catedral. Mientras contemplaban las vitrinas con bellas representaciones de escenas bíblicas, el sol comenzó de pronto a reflejarse intensamente en el rostro de los personajes, haciéndolos relucir de manera impresionante. El niño dijo entonces a su padre: “Papá, ¿quiénes son estas personas?” El padre no sabía mucho acerca del cristianismo, de Cristo o de sus discípulos, pero contestó rápidamente: “Esas personas son cristianos”.
La deslumbrante imagen quedó registrada en la mente del pequeño. Tiempo después, el profesor del niño preguntó en clase: “Niños, ¿saben quiénes son los cristianos?” El pequeño recordó la radiante imagen de la catedral y contestó: “Los cristianos son gente que brilla”. En la misma línea, Jesús dijo a sus seguidores: “Así alumbre la luz de ustedes ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen a su Padre que está en el cielo” (Mat. 5:16). Solo quienes brillan a causa de Dios y para él pueden ser agentes de cambio.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. “Si nos humilláramos delante de Dios, si fuéramos bondadosos, corteses, compasivos y piadosos, habría cien conversiones a la verdad donde ahora hay una sola” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 152). ¿Qué poderoso mensaje hay aquí para nosotros acerca de cómo nuestro carácter, nuestras acciones y nuestras actitudes influyen en nuestro testimonio?
2. Éxodo 34:6 y 7 es llamado con razón el Juan 3:16 del Antiguo Testamento. ¿Por qué?
3. ¿Cómo puedes explicar la belleza del carácter divino sobre la base de la revelación registrada en Éxodo 34:6 y 7 a quienes te preguntan quién es tu Dios?
4. Dialoguen en la clase acerca del impacto hecho por el carácter y las acciones de las personas verdaderamente cristianas en nuestra experiencia con el Señor. Es decir, ¿cómo han influido en nosotros quienes fueron amables, gentiles, humildes y misericordiosos? Por otra parte, ¿qué impacto han tenido los “cristianos” poco amables, implacables y arrogantes en nuestra experiencia espiritual?
"Escuela Sabática adultos 2025, cuarto trimestre (octubre-diciembre). Estudio: Lecciones de Josué acerca de la fe, escrito por Barna Magyarosi."
Explora un recorrido temático por los eventos clave de la historia de Israel, desde las plagas de Egipto hasta la construcción del Tabernáculo, con el objetivo de extraer lecciones prácticas y espirituales aplicables a la vida del creyente de hoy. Este estudio bíblico en PDF y en línea busca mostrar cómo la historia de Israel sirve como advertencia e instrucción, permitiendo comprender y aplicar sus principios espirituales en nuestra vida cotidiana. Incluye una introducción y trece lecciones detalladas: desde la opresión y el nacimiento de Moisés, pasando por la zarza ardiente, las plagas, la Pascua, la apertura del Mar Rojo, hasta el Pan y el Agua de Vida, el pacto en el Sinaí, cómo vivir la Ley, la apostasía e intercesión, la petición de ver la gloria de Dios, y finalmente, la construcción del Tabernáculo. Cada lección está disponible en PDF y en línea, facilitando el estudio personal, grupal o en clases bíblicas. Aprovecha estos recursos gratuitos para profundizar en la historia bíblica, fortalecer tu fe y entender cómo los principios de Israel pueden guiar y transformar tu vida espiritual hoy.
Lección 3: Para el 18 de octubre de 2025
MONUMENTOS DE GRACIA
Sábado 11 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Josué 3; Números 14:44; Lucas 18:18–27;
Josué 4; Juan 14:26; Hebreos 4:8–11.
PARA MEMORIZAR:
“Porque el Señor su Dios secó el agua del Jordán ante ustedes, hasta que hubieron pasado; lo mismo que había hecho con el Mar Rojo, que secó ante nosotros
hasta que pasamos. Para que todos los pueblos de la tierra conozcan la poderosa mano del Señor, y para que ustedes reverencien al Señor su Dios todos los días” (Jos. 4:23, 24).
El policía hizo una señal y Juan tuvo que detenerse. El agente le pidió la licencia de conducir. En ese momento, Juan se dio cuenta de que había dejado
su billetera con la licencia en la oficina, y explicó lo sucedido. El oficial le preguntó cuál era su ocupación y Juan respondió que era profesor. Mientras el
agente le entregaba la multa, le dijo que no pensara en ella como una sanción.
“Es una matrícula”, le dijo. “Cuando alguien quiere aprender algo, se matricula. Esta es su matrícula para aprender a no olvidar la licencia cuando conduce.
Que tenga un buen día, profesor”. Como seres humanos, somos propensos a olvidar cosas que no tenemos
constantemente a la vista. Olvidamos contestar las llamadas telefónicas, responder los correos electrónicos, regar las plantas, enviar felicitaciones de cumpleaños, etc. Sin embargo, olvidar nuestras necesidades espirituales podría tener consecuencias más graves que simplemente recibir una multa, especialmente porque ellas tienen que ver con nuestro destino eterno. Analicemos el cruce del Jordán y veamos qué podemos aprender de esa
experiencia.
Domingo 12 de octubre
EL CRUCE DEL JORDÁN
Lee Josué 3:1-5 y Números 14:41-44. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que se prepararan especialmente para lo que estaba a punto de suceder?
Esta es la primera vez que se menciona el arca del pacto en el libro de Josué. Hasta este momento de la narración del Antiguo Testamento, el arca había
aparecido en el contexto del Santuario (Éxo. 40:21), en el viaje de Israel desde el Sinaí (Núm. 10:33-36) y en el intento fallido de iniciar la conquista de Canaán
(Núm. 14:44). Era el objeto más sagrado del Santuario israelita y contenía tres elementos, cada uno de los cuales expresaba la relación especial de Israel con
Dios: (1) Las tablas con los Diez Mandamientos, (2) la vara del sumo sacerdote Aarón y (3) una vasija que contenía maná (Éxo. 16:33; Heb. 9:4).
El arca y los preparativos para cruzar el Jordán recordaban a Israel que no iban a entrar en Canaán a su manera y cuando quisieran. La conquista solo
tendría éxito si seguían las indicaciones de Dios, y cuando él lo indicara. Dios, a quien se describe entronizado sobre los querubines que cubrían el arca del pacto (Éxo. 25:22; Núm. 7:89), y cuyos movimientos se identifican con los del arca, entra en Canaán delante de los israelitas como Aquel que dirige la conquista.
El término traducido como “santificar” (Jos. 3:5) o “consagrar” se refiere a un proceso de purificación similar al que seguían los sacerdotes antes de
comenzar su servicio en el Santuario (Éxo. 28:41; 29:1) y como el que realizó el pueblo de Israel antes de la revelación de Dios en el Sinaí (Éxo. 19:10, 14). Esta
consagración implicaba el abandono del pecado y la eliminación de todas las impurezas rituales. La misma orden aparece en Números 11:18 en relación con
un inminente milagro de Dios. Tal preparación se exigía también antes de librar una batalla (Deut. 23:14). Para que Dios pudiera luchar por Israel, ellos debían
mostrarle su lealtad y confiar en él como su Comandante.
El milagro de cruzar el Jordán iba a demostrar a los israelitas que se podía confiar en la promesa del Señor de expulsar a los cananeos de la tierra. Aquel
que podía asegurar el cruce en seco del Jordán también podía concederles el
don de la tierra. Dios no siempre divide el Jordán. Sus intervenciones no siempre son tan evidentes. ¿Cómo crees que podemos desarrollar la preparación espiritual para experimentar y discernir las intervenciones de Dios en nuestro favor?
Lunes 13 de octubre
EL DIOS DE LAS MARAVILLAS
Lee Josué 3:6-17. ¿Qué nos dice el milagroso cruce del Jordán acerca de la naturaleza del Dios a quien servimos? El cruce del Jordán es descrito en Josué 3:5 con la palabra hebrea nifla’ot, “maravillas”. Esta palabra suele referirse a los actos poderosos y sobrenaturales de Dios que demuestran su singularidad (Sal. 72:18; 86:10). Más tarde, los israelitas meditaron en estos actos y, como resultado, alabaron al Señor (Sal. 9:1) y lo proclamaron entre las naciones (Sal. 96:3). Las plagas de Egipto (Éxo. 3:20; Miq. 7:15), el cruce del Mar Rojo y la conducción de Dios en el desierto (Sal. 78:12-16) fueron relatados como tales prodigios.
Los escritores bíblicos sabían y atestiguaban que el Dios que creó el mundo nunca se vio limitado o constreñido por su creación. Nada es imposible (heb.
“demasiado maravilloso”) para él (Jer. 32:17). Su nombre y su naturaleza son maravillosos (Jue. 13:18), y él está más allá de nuestra comprensión.
A diferencia de los dioses de las demás naciones, que no pueden salvar (Sal. 96:5, Isa. 44:8), el Dios de la Biblia es un “Dios vivo” y activo, cuyos seguidores pueden confiar en él a la espera de sus intervenciones en favor de ellos.
El profeta Zacarías utilizó un término derivado de la misma raíz que nifla’ot cuando imaginó un futuro maravilloso para Israel tras el exilio babilónico. Vio
que Jerusalén sería totalmente reconstruida, que habría ancianos sentados en las calles de la ciudad y niños jugando en ella. A los aparentemente incrédulos
habitantes de la capital, que aún mostraba los signos de su destrucción, Zacarías declaró: “Así dice el Señor de los ejércitos: ‘Si en aquellos días esto parece muy difícil a los ojos del remanente de este pueblo, ¿será también muy difícil a mis ojos?’ —declara el Señor de los ejércitos. Así dice el Señor de los ejércitos: ‘He aquí, salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol; y los traeré y habitarán en medio de Jerusalén; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia’ ” (Zac. 8:6-8, LBLA). Lee Lucas 18:18-27. ¿Cómo te anima la respuesta que Jesús dio a sus discípulos
sobre confiar en Dios cuando te encuentras ante lo que parece imposible?
Martes 14 de octubre
RECUERDA
Lee Josué 4. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que erigieran un monumento? El propósito de estas piedras era que sirvieran como “señal”. El término
hebreo así traducido (‘ot) está a menudo asociado con la palabra “maravilla” y puede referirse a actos milagrosos realizados por Dios (ver el estudio de ayer),
como las plagas de Egipto (Éxo. 7:3; Deut. 4:34). También puede significar “símbolo” como representación de una realidad más profunda o trascendente. Por
ejemplo, el arco iris es una “señal” del pacto (Gén. 9:12, 13); la sangre en los marcos de las puertas de las casas israelitas también es designada como una
“señal” (Éxo. 12:13); y, lo que es más significativo, el sábado es una “señal” de la Creación y de la presencia santificadora de Dios (Éxo. 31:13, 17; Eze. 20:12).
En el caso de las doce piedras, la señal funcionaría como un memorial que recordara a cada generación posterior el milagro de la travesía. El término traducido en el versículo 7 como “monumento conmemorativo” (zikkaron) procede de la palabra zakar, “recordar”, que denota algo más que el acto pasivo de rememorar algo. Implica un recuerdo acompañado de una acción apropiada (Deut. 5:15; 8:2). La construcción de monumentos conmemorativos de piedra (Gén. 28:18-22) y los rituales que suscitaban preguntas (Éxo. 12:26, 27; Deut. 6:20-25) eran habituales en el Antiguo Testamento. En lugar de repetir los milagros una y otra vez, Dios establece monumentos que evocan el recuerdo de sus grandes actos y suscitan respuestas significativas. Por ello, la señal debe permanecer allí “para siempre”, lo que implica la necesidad de preservar perpetuamente este milagro del Señor en la memoria colectiva de su pueblo.
La posible pregunta de las generaciones futuras es significativa porque se formula de forma personal: “¿Qué son estas piedras para ti?”. Cada nueva generación debía interiorizar y comprender personalmente el significado que estas piedras tenían para ella. La fe en un Dios hacedor de milagros solo puede mantenerse viva si cada generación redescubre el significado de los poderosos actos del Señor para sí misma. Tal fe marcará una diferencia importante entre vivir
fielmente las tradiciones basadas en la Biblia y el tradicionalismo –la religión muerta de las generaciones carentes del valor y el fervor originales–. En definitiva, tenemos que hacer nuestra la fe basada en la Biblia. Nadie, especialmente nuestros antepasados, puede creer por nosotros.
¿Qué memoriales de tu experiencia personal con el Señor te ayudan a recordar lo que él ha hecho por ti?
Miércoles 15 de octubre
OLVIDO
Lee Josué 4:20-24 a la luz de Jueces 3:7; 8:34; Salmo 78:11; Deuteronomio 8:2, 18 y Salmo 45:17. ¿Por qué era tan importante recordar las proezas del Señor?
Observa el cambio de pronombres personales en Josué 4:23. Se dice allí que las aguas del Jordán se habían secado ante “ustedes”, es decir, ante los israelitas
que acababan de cruzar el río. Sin embargo, el texto dice luego que el Mar Rojo se había secado ante “nosotros”, los integrantes de la primera generación que
aún estaban presentes y que habían sido testigos del Éxodo. Los dos acontecimientos, vividos por dos generaciones diferentes, tenían un significado similar.
Esto permitió a la segunda de estas generaciones redescubrir el significado del cruce del Jordán a través del testimonio de sus antecesores.
Percibimos generalmente el olvido como un rasgo normal de los seres humanos. Sin embargo, el olvido en el ámbito espiritual puede acarrear graves
consecuencias. Incluso hoy, si queremos preservar nuestra identidad como pueblo que posee una vocación y una misión peculiares, tendremos que idear maneras de refrescar nuestra memoria espiritual, tanto individual como corporativa, para no perder de vista nuestro origen, nuestra identidad y nuestra misión. Lee 1 Corintios 11:24, 25 y Juan 14:26. ¿Por qué debemos recordar siempre lo que Cristo hizo por nosotros? ¿Hay acaso algo más importante que eso?
Elena de White comprendió claramente que si no avanzamos de manera constante a la luz de los actos pasados de Dios y de su revelación, seguramente
perderemos la motivación para cumplir nuestra misión en el futuro. Ella escribió: “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (Notas biográficas, p. 193).
Aunque es importante recordar el pasado y cómo el Señor ha obrado en tu vida, ¿por qué debes tener día a día una experiencia renovada con él y experimentar ahora la realidad de su amor y presencia?
Jueves 16 de octubre
MÁS ALLÁ DEL JORDÁN
“Convirtió el mar en tierra seca, por el río pasaron a pie. ¡Alegrémonos, pues, en él!” (Sal. 66:6). Tanto el cruce del Mar Rojo como el del Jordán señalan una nueva era en la historia bíblica, y ambos tienen un significado simbólico (ver Sal. 66:6; 114:1-7;
2 Rey. 2:6-15). Ya en el Antiguo Testamento hay textos que vinculan los dos acontecimientos y reconocen un significado que apunta más allá de los escenarios
originales. En el Salmo 66:6, el salmista celebra el acto redentor de Dios en su vida (Sal. 66:16-19) refiriéndose a los ejemplos históricos del cruce del Mar Rojo
y del Jordán.
El Salmo 114 también vincula ambos acontecimientos, no porque el autor no viera una diferencia cronológica entre ellos, sino por el significado teológico que
comparten las dos travesías. Así, se considera que los dos eventos contribuyen a un cambio en el estatus de Israel. Primero, de la esclavitud a la libertad. Luego, del nomadismo a la condición de nación. En estos Salmos, los ejemplos de las dos travesías ilustran el cambio de estatus del autor, que pasa de la opresión, la pobreza, el desamparo y la humillación a la seguridad, el bienestar, la salvación
y la dignidad.
En el contexto de un milagro similar al registrado en Josué, también junto al Jordán tuvo lugar la traslación de Elías. Para Elías, la travesía supuso el cambio de
estatus más significativo de su vida: su traslado al Cielo. Para Eliseo, el cambio también es importante, ya que el ayudante del profeta (1 Rey. 19:21) se convierte en el profeta de la nación (2 Rey. 2:22). Lee Mateo 3:16, 17 y Marcos 1:9. ¿De qué manera dan a entender estos escritores del Nuevo Testamento que el río Jordán tiene un significado simbólico y espiritual?
El ministerio terrenal de Jesús como Representante de Israel sigue el modelo de la historia del antiguo pueblo de Dios. Jesús pasa por las experiencias del
“Mar Rojo” y del “Jordán”. Es llamado a salir de Egipto tras un decreto de muerte (Mat. 2:14-16), pasa 40 días en el desierto (Mat. 4:2), similares a los 40 años del
antiguo Israel y, como transición de su vida privada a su ministerio público, es bautizado en el Jordán (Mat. 3:16, 17; Mar. 1:9).
Más adelante, Hebreos 3 y 4 reconoce el significado simbólico del cruce del Jordán y presenta la entrada en Canaán como prefiguración del “reposo de la
gracia” al que acceden los cristianos por medio de la fe.
Viernes 17 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee las páginas 516-518 del capítulo “El cruce del Jordán” en el libro Patriarcas y profetas de Elena de White. “Estudiad cuidadosamente las vicisitudes de Israel durante su viaje a Canaán. Estudiad los capítulos tercero y cuarto de Josué, que registran la preparación de ellos para cruzar el Jordán, y el cruce de este río rumbo a la tierra prometida. Necesitamos mantener preparados el corazón y la mente, recordando las lecciones que el Señor enseñó a su pueblo de la antigüedad. En esta forma las enseñanzas de la Palabra de Dios siempre serán atrayentes e impresionantes”
(Comentarios de Elena de White, Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, p. 988).
“El Israel moderno se encuentra en mayor peligro de olvidar a Dios y de ser arrastrado a la idolatría que su pueblo antiguo. Hay muchos ídolos que se adoran,
aun entre los profesos guardadores del sábado. Dios le encargó a su pueblo en forma especial que se guardara de la idolatría, porque si eran desviados de su
servicio al Dios viviente, su maldición recaería sobre ellos, mientras que si lo amaban con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fortaleza, los
bendeciría abundantemente en sus cestos y graneros, y quitaría la enfermedad de en medio de ellos” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 528).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Analiza en tu clase el cruce milagroso del Jordán. ¿Cómo definirías los milagros? ¿Por qué parece que Dios no realiza milagros similares
actualmente?
2. ¿Qué maneras prácticas de prevenir el olvido espiritual, tanto a nivel individual como colectivo, puedes sugerir en tu clase? Aunque es importante que tengamos una relación dinámica y continua con Dios, y que no construyamos toda nuestra experiencia cristiana sobre la base de poderosas experiencias pasadas, ¿cómo podemos seguir utilizando nuestras experiencias pasadas como recordatorios de la manera en que Dios ha obrado en nuestras vidas?
3. ¿Cómo puede el sábado ayudarnos a recordar las intervenciones de Dios en nuestra vida y, al mismo tiempo, darnos un anticipo del descanso
prometido en su reino?
4. ¿De qué manera señala el sábado no solo lo que debemos recordar, sino también lo que podemos esperar en el futuro?