Lee para el estudio de esta semana
Salmo 46; Jeremías 4: 23-26; Salmo 47: 1-4; 1 Tesalonicenses 4: 13-17; Salmo 75; Apocalipsis 14: 6-12.
Para memorizar
«Dios, alábente los pueblos, todos los pueblos te alaben. Alégrense y gócense las naciones, porque juzgarás a los pueblos con equidad, y guiarás a las naciones en la tierra» (Sal. 67: 3, 4).
Al pensar en los acontecimientos finales, tendemos a centrarnos en las bestias y los poderes descritos en Apocalipsis, que tienen sin duda un papel importante. De lo contrario, Dios no los habría incluido en la Biblia para que entendiéramos qué representan (ver Apoc. 1: 3). Sin embargo, la profecía también trata temas clave relacionados con el pecado, el sufrimiento, el juicio, la lucha entre el bien y el mal, la justicia, la injusticia, la persecución y mucho más.
Los Salmos también tratan estos temas con gran profundidad y exploran las emociones humanas: desde el oscuro abatimiento hasta la alegría desbordante. Vemos allí a Israel preparándose para la batalla contra las fuerzas de las tinieblas. Leemos acerca de personas que luchan con la pregunta de por qué Dios no se enfrenta al mal de forma más directa e inmediata, una pregunta que sin duda todos nos hemos hecho alguna vez. Se nos dirige al Santuario en busca de respuestas, y también se apela repetidamente a la condición de Dios como Creador. ¿No son estas cuestiones y preguntas las mismas con las que también nosotros luchamos en nuestro contexto actual? Claro que sí. Por eso seguiremos estudiando y aprendiendo acerca de estas verdades cruciales contenidas en los Salmos.
Salmo 46: 1-3
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes con su braveza."
Este pasaje nos recuerda que en medio de las dificultades más extremas, podemos confiar en la presencia y el poder de Dios, quien es nuestro refugio y protección segura.
Salmo 47: 1-4
"Aclamad con júbilo a Dios, toda la tierra; cantad la gloria de su nombre, presentad vuestra ofrenda de alabanza. Decid a Dios: ¡Cuánterrible eres en tus obras! Por la grandeza de tu poder, tus enemigos se someterán a ti. Toda la tierra te adora, y entona alabanzas a tu nombre."
Este salmo invita a toda la creación a alabar a Dios por su soberanía y poder, recordándonos que el reconocimiento de su autoridad es universal y eterno.
Salmo 75: 1-3
"Te alabamos, oh Dios, te alabamos. Porque cerca está tu nombre; contamos tus maravillas. Cuando digo: 'Se alzará la copa, y se llenará de vino el cuerno', y digo también: 'No, no será así para siempre', hasta que se detenga al impío, y la iniquidad sea destruida en el lugar."
Aquí, el salmista expresa confianza en la justicia de Dios y en su control soberano sobre los destinos de la tierra, afirmando que en su tiempo la justicia prevalecerá.
Apocalipsis 14: 6-12
Este pasaje describe la proclamación del evangelio eterno a toda nación, tribu, lengua y pueblo, y presenta las advertencias sobre la justicia de Dios, la caída de Babilonia, y la venida del juicio final. Es un llamado a la fidelidad y a la perseverancia en medio de las persecuciones y las dificultades.
Comentario final:
Este estudio nos invita a reflexionar sobre la presencia constante de Dios en medio de las crisis humanas, tanto en tiempos antiguos como en nuestra realidad actual. Los Salmos nos muestran un Dios que es refugio, justicia y salvación, mientras que los capítulos de Apocalipsis nos alertan sobre los eventos finales y la necesidad de mantener nuestra fe firme. La lucha entre el bien y el mal, el sufrimiento y la justicia, son temas universales que afectan a todos los creyentes. Sin embargo, el mensaje central es que Dios es soberano y que su justicia y misericordia prevalecerán, dándonos esperanza y confianza en medio de cualquier circunstancia. Seguiremos estudiando estos textos para fortalecer nuestra fe y comprender mejor la voluntad de Dios en nuestras vidas y en la historia.
Sunday, May 25
«Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones»
Lee Salmo 46. ¿Qué mensaje de esperanza podemos extraer de esto en medio de la confusión actual y de lo que sabemos que ocurrirá en la tierra en los últimos días a medida que el Gran Conflicto se desarrolla aquí?
El Salmo 46 parece tocar un tema que encontramos en el libro de Hebreos: el de algo mejor. Jesús es mejor que el sumo sacerdote terrenal, su sacrificio es mejor que todos los sacrificios de animales, y el Santuario celestial es mejor que los tipos o prefiguraciones simbólicas que existían en la Tierra.
Sin embargo, este salmo adopta un enfoque diferente. El autor no está simplemente contrastando cosas buenas con otras que son mejores, sino contrastando un mundo en rebelión y las terribles consecuencias resultantes de ello con la promesa de las cosas mejores que Dios está preparando para nosotros.
De hecho, este salmo está lleno de esperanza y de la promesa de que, incluso en medio de la desolación, las pruebas, el sufrimiento y las guerras a las que nos enfrentamos, en última instancia debemos atender el consejo divino: «Estén quietos, y conozcan que Yo Soy Dios» (Sal. 46: 10), y descansar en la seguridad de que un día todo esto terminará y que Dios será exaltado «entre las naciones, enaltecido [...] en la tierra» (Sal. 46: 10).
Nota también lo que está escrito aquí: «Por eso no temeremos, aunque la tierra sea removida, aunque se traspasen los montes al corazón del mar» (Sal. 46: 2).
Es inevitable que vengan a la mente las escenas que tendrán lugar en ocasión de la Segunda Venida: «El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla, y todo monte y toda isla fueron removidos de su lugar» (Apoc. 6: 14), y también lo siguiente: «Esperando y apresurándose para la venida del día de Dios, en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor» (2 Ped. 3: 12; LBLA). Nuestro mundo actual y sus males característicos no durarán para siempre. Lo que vendrá después supera nuestra capacidad de comprender. Por ahora, sin embargo, solo tenemos que soportar, perseverando en la fe y aferrándonos a la revelación de Dios que tenemos, especialmente la que fue hecha por Jesús en la Cruz.
Por muy mal que vayan las cosas en este mundo (y sabemos que empeorarán), ¿qué esperanza deberías extraer de tu conocimiento de la bondad, el poder y el carácter de Dios (piensa en la Cruz)?
Análisis de las preguntas:
¿Qué mensaje de esperanza podemos extraer de esto en medio de la confusión actual y de lo que sabemos que ocurrirá en la tierra en los últimos días a medida que el Gran Conflicto se desarrolla aquí?
La esperanza principal que se extrae es que, a pesar de las dificultades, Dios está en control y tiene un plan superior. El Salmo 46 nos llama a confiar en Su soberanía, a mantener la calma y a reconocer que Él es Dios. La promesa de que un día las guerras y el sufrimiento terminarán, y que Dios será exaltado en toda la tierra, nos llena de esperanza y confianza en un futuro mejor.
¿Qué esperanza deberías extraer de tu conocimiento de la bondad, el poder y el carácter de Dios (piensa en la Cruz)?
La esperanza que surge de conocer el carácter de Dios, especialmente a través de la Cruz, es que la bondad y el amor de Dios son mayores que cualquier mal o sufrimiento. La Cruz muestra el sacrificio supremo de Jesús por la humanidad, evidenciando que Dios tiene un plan de redención y victoria sobre el pecado y la muerte. Esto nos asegura que, por muy oscuro que parezca el mundo, la bondad y el poder de Dios prevalecerán, y que en Él encontramos consuelo, fortaleza y esperanza eterna.
Lunes, 26 de mayo
Esperanza en medio de la confusión
Gran parte del lenguaje del libro de los Salmos es simbólico, metafórico, pero cuando se trata del que apunta al restablecimiento definitivo de nuestro planeta, hay pocas razones para creer que es meramente figurado. El Salmo 46 nos recuerda que nuestro planeta se verá profundamente afectado por el regreso de Cristo. Pero no se trata apenas de las rocas y los océanos, sino que el gran clímax de la historia de la Tierra significará el colapso de los reinos mundanos, de los miserables sistemas de gobierno humano que han causado tanto sufrimiento durante milenios.
Todos estos poderes, así como el mal y el sufrimiento que han provocado a la humanidad, dejarán por fin de existir. La profecía bíblica revela lo que ocurrirá a este mundo. Por ejemplo, la visión de Daniel 7 muestra un mar tempestuoso del cual surgen naciones. Los vientos de la contienda y la guerra soplan sobre el mar pagano o gentil (la tierra), dando origen a un reino mundano tras otro, ninguno de los cuales puede resolver los problemas que acosan a la humanidad. Los líderes mundanos en los que nos atrevemos a confiar son casi siempre tan pecadores y egoístas como el resto de nosotros.
Ninguno de los reinos mostrados a Daniel resultó ser un hogar seguro para el pueblo de Dios, aun cuando algunos fueron mejores que otros. No obstante, sabemos que nuestra ciudadanía se encuentra en el Reino de Dios (Fil. 3: 20) y que muy por encima del caos de este planeta hay un Trono inamovible (ver Eze. 1: 26). Jesús enseñó que el mundo se sumirá en un desorden cada vez más profundo a medida que nos acerquemos al momento del regreso de Cristo (Mateo 24), pero podemos resistir aferrados a la fe, independientemente de la condición de nuestro planeta, porque sabemos que Dios no ha perdido el control y que cumplirá sus promesas: «Braman las naciones, titubean los reinos; alza él su voz y se derrite la tierra. ¡El Señor Todopoderoso está con nosotros! Nuestro refugio es el Dios de Jacob» (Sal. 46: 6, 7). Las cosas no irán bien a corto plazo, pero sí en última instancia gracias a Jesús.
Nuestro mundo parece caótico y fuera de control. Sin embargo, ¿cómo debería ayudarnos la profecía de Daniel 7, por ejemplo, a ver que, en última instancia, todo saldrá bien si permanecemos fieles? (Aquí se puede añadir que la profecía de Daniel 7 nos muestra que, aunque los reinos humanos puedan parecer poderosos y eternos, en realidad están bajo el control soberano de Dios. Esto nos ayuda a mantener la esperanza y la confianza en que, al final, Cristo establecerá su reino eterno, y que, a pesar del caos presente, la victoria final será para su pueblo, porque Dios cumple sus promesas y nada puede detener su plan de redención.)
Martes, 27 de mayo
Bajo sus pies
Lee Salmo 47: 1 al 4. ¿Qué dice el salmista acerca del lugar que nos espera en el reino de Cristo?
A largo plazo, el futuro es brillante. Hasta entonces, la humanidad ha cedido el dominio del planeta a Lucifer, por eso cuando Satanás apareció en el concilio celestial registrado en el libro de Job se jactó de que esta Tierra le pertenecía. «¿De dónde vienes?», le preguntó Dios. «De rodear la tierra y andar por ella», respondió (Job 1: 7).
Satanás estaba declarándola su propiedad; el hecho de poner el pie en un lugar era en la antigüedad una manera de representar el derecho a la posesión. «Levántate, recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque a ti te la daré», dijo Dios a Abraham (Gén. 13: 17).
Compara 1 Tesalonicenses 4: 13 al 17 con Zacarías 14: 4 y presta atención a lo que dice este último pasaje acerca de los pies de Cristo. ¿Qué diferencia encuentras entre esos pasajes y qué enseñan acerca de estos dos aspectos diferentes, pero relacionados, de la soberanía final de Cristo sobre este mundo?
"Porque el Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor." (1 Tesalonicenses 4:16-17)
"En aquel día, sus pies se posarán sobre el Monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al este; y el monte se partirá en medio, formando un gran valle; de modo que uno de sus lados se apartará hacia el norte y el otro hacia el sur." (Zacarías 14:4)
La diferencia clave entre estos pasajes es que 1 Tesalonicenses 4 describe la venida de Cristo en gloria, en la que sus pies tocarán la tierra en un momento final y glorioso, asegurando la resurrección y la redención de su pueblo. En cambio, Zacarías 14 nos muestra el momento en que Cristo baja en su segunda venida, posando sus pies sobre el Monte de los Olivos, que se partirá en dos, creando un paso para que su pueblo pueda entrar en Jerusalén y comenzar su reino milenial.
Estos pasajes enseñan que, en la soberanía final de Cristo, su poder será visible y tangible en la tierra misma. La primera enseña la esperanza de la resurrección y la reunión con Cristo en el aire, mientras que la segunda describe un evento físico y visible en el que Cristo establece su dominio en la tierra. Ambos aspectos son complementarios: uno apunta a la esperanza futura en la vida eterna con Jesús, y el otro a la manifestación de su autoridad en la tierra en su segunda venida.
Elena G. de White escribió lo siguiente acerca de lo que Cristo hará al final del Milenio:
«Cristo baja sobre el Monte de los Olivos, de donde ascendió después de su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa de su regreso. El profeta dice: “Vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”. “En aquel día se afirmarán sus pies sobre el Monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén, al oriente. El Monte de los Olivos, se partirá por la mitad [...] formando un valle muy grande”. “Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será único, y único será su nombre” (Zac. 14: 5, 4, 9). La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad» (Elena G. de White, El conflicto de los siglos, p. 644).
Nota la esperanza que se nos ha dado en Jesús. Piensa en lo que significaría la vida si todo terminara para siempre con la muerte. Todo sería inútil, ¿verdad? Pero gracias a la promesa de su regreso, podemos tener la esperanza segura de que un día Cristo volverá a esta tierra y establecerá su reino eterno, en un mundo renovado y libre del pecado. Esa esperanza transforma nuestra perspectiva y nos anima a seguir confiando en Dios, incluso en medio de las dificultades actuales.
Miércoles, 28 de mayo
Vino y sangre
Lee Salmo 75, Mateo 26: 26 al 29 y Apocalipsis 14: 9 al 12. ¿Qué revela el Salmo 75 sobre algunas de las cuestiones que están en juego en el Juicio, y cómo nos ayudan los otros textos a entender estas cuestiones?
Se cree que este salmo fue cantado tras la milagrosa aniquilación del ejército de Senaquerib (2 Crón. 32; 2 Rey. 19), una historia que parece apuntar a la destrucción final de los malvados en Apocalipsis 20. El pueblo de Dios está dentro de la Ciudad Santa con su Rey justo cuando los ejércitos del mal los rodean y son destruidos por Dios mismo.
"Porque en la altura de la tierra, Dios juzga a los impíos; a los orgullosos humilla, pero a los humildes da gracia." (Salmo 75: 7-8)
Una de las cosas que Dios corrige en ocasión del Juicio es la apropiación indebida del poder que ha tenido lugar en nuestro mundo. Los seres humanos caídos ya no viven para los demás ni para la gloria de Dios, sino para sí mismos. Hoy experimentamos en muchos sentidos las consecuencias de haber elegido creer que no hay sentido ni norma moral objetiva en el universo. El filósofo Friedrich Nietzsche insistía en que debemos crear nuestro propio sentido y que debemos pretender que el universo existe para nuestro beneficio. En efecto, cada individuo se comporta hoy como si fuera un dios.
¿Cómo le fue a Nietzsche con esta filosofía? No muy bien. Perdió la razón y se desplomó en una calle de Italia tras intentar impedir que un hombre golpeara a un caballo. Luego pasó los siguientes once años de su vida en un estado semicatatónico antes de su muerte, en 1900.
Independientemente de la gravedad de los problemas existentes, se nos recuerda que los creyentes debemos vivir con esperanza y no imaginar el futuro sobre la base de los acontecimientos actuales. Es fácil desesperarse cuando vemos que los pilares de la civilización son erosionados constantemente por los impíos, o por aquellos cuya visión de Dios no se encuentra en la Biblia. Actualmente vivimos en un período en el que los valores morales –incluso cosas tan básicas como el género humano, la distinción entre el hombre y la mujer– han sido atacados, al menos en algunas partes del mundo. Ciertos tipos de inmoralidad, cosas de las que mucha gente se habría avergonzado de hablar incluso en privado, son ahora alabadas y aplaudidas públicamente. Así de mal están las cosas.
Aunque debemos poner de nuestra parte para intentar mejorar la vida de los demás, ¿por qué siempre es importante recordar que será necesaria la destrucción total de este mundo actual y su recreación sobrenatural para que todo sea restaurado? (Aquí se puede añadir que la Biblia enseña que esta destrucción y recreación están en el plan de Dios para eliminar el pecado y la maldad definitiva, y que la esperanza del creyente está en la promesa de la segunda venida de Jesús, quien establecerá un nuevo cielo y una nueva tierra donde no habrá más dolor ni sufrimiento.)
Jueves, 29 de mayo
Para que se conozca tu salvación
Lee el Salmo 67. ¿De qué manera este himno de alabanza te ayuda a comprender el papel del pueblo de Dios en Apocalipsis 14: 6 al 12?
Ingenieros del Instituto de Tecnología de Massachusetts, EE. UU., han creado un nuevo revestimiento negro que hace casi invisibles los objetos pintados con él. Logrado a partir de nanotubos, es muchas veces más oscuro que cualquier material negro fabricado anteriormente. Este nuevo material puede absorber el 99,99 % de toda la luz visible. Ni siquiera la luz más brillante consigue hacer visibles los objetos cubiertos con este revestimiento.
El Salmo 67 comienza con un llamamiento a Dios para que «haga resplandecer su rostro sobre nosotros. Para que sea conocido en la tierra tu camino» (Sal. 67: 1, 2). Mediante su plan de salvación, Dios ha provisto un camino para que los pecadores sean readmitidos en su presencia sin ser destruidos por su gloria; e incluso ahora, en esta vida, la Cruz de Cristo hace posible que el rostro de Dios brille sobre nosotros.
Pero, hay más. Dios quiere que reflejemos su luz al resto del mundo. Esta fue la tarea encomendada a Israel. El Templo debía ser una casa de oración para todas las naciones: «Yo los llevaré a mi santo monte y los alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos» (Isa. 56: 7).
"Y toda criatura que en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y en las aguas, la cual sea salida, o que esté en ellas, oírá decir: ¡Alabado sea el que es sentado en el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!" (Apocalipsis 5:13)
En este salmo, David apela a Dios para que «sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación» (Sal. 67: 2). Desgraciadamente, el pueblo de Dios ha fracasado a menudo en esta tarea. La historia de Israel en el Antiguo Testamento contiene algunos capítulos oscuros, al igual que la historia de la iglesia cristiana en los últimos dos milenios, como si hubiéramos pintado nuestros corazones con una sustancia ultraoscura y nos contentáramos con absorber la luz de Dios sin reflejarla.
A veces consideramos al pueblo remanente de los últimos días como si se tratara de una sala de embarque exclusiva para pasajeros espirituales frecuentes, mientras nos conformamos con que el resto del mundo permanezca en la ruidosa e incómoda sala de embarque común, sin estar preparados para el viaje que les espera. Sin embargo, la iglesia remanente de Apocalipsis 14 no se contenta con permanecer en Sion con Cristo y disfrutar allí de su presencia. Por el contrario, sus integrantes vuelan sobre la faz de la Tierra mientras instan al mundo a unirse a ellos en el monte santo de Dios.
¿Qué obligaciones deberíamos sentir como iglesia y como individuos en cuanto a enseñar a los demás las verdades que tanto amamos? (Aquí se nos recuerda que el pueblo de Dios tiene la responsabilidad de reflejar la luz de Cristo en el mundo, proclamando su salvación y guiando a otros hacia la verdad, en cumplimiento de la misión que Jesús encomendó a su iglesia).
Viernes, 30 de mayo
Para estudiar y meditar
Lee Salmo 133, Hechos 1: 4 al 9 y Apocalipsis 5: 4 al 7.
"Entonces, levantando los ojos al cielo, vio a Jesús partir, y una nube lo ocultó de su vista. Mientras la multitud lo miraba, he aquí que dos hombres vestidos de blanco, que también estaban allí, se acercaron y les dijeron: ‘Varones galileos, ¿por qué están mirando al cielo? Este Jesús, que ha sido recibido arriba de ustedes en el cielo, vendrá otra vez de la misma manera en que lo han visto ir’." (Hechos 1:9-11)
«Durante la era patriarcal, la influencia del Espíritu Santo se había revelado a menudo en forma muy notable, pero nunca en su plenitud. Ahora, en obediencia a la palabra del Salvador, los discípulos ofrecieron sus súplicas por este don, y en el Cielo Cristo añadió su intercesión. Reclamó el don del Espíritu, para poderlo derramar sobre su pueblo» (Elena G. de White, Los hechos de los apóstoles, p. 31).
Los discípulos recibieron la comisión de dar testimonio de Cristo «hasta lo último de la tierra» (Hech. 1: 8), una obra que anunciaría el regreso de Cristo (Mat. 24: 14). Nosotros debemos continuar lo que ellos empezaron.
"Y a uno de los ancianos le pregunté: '¿Estos vestidos blancos, quiénes son, y de dónde han venido?' Y me dijo: 'Señor mío, tú lo sabes.' Y me dijo: 'Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y aquel que está sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.'" (Apocalipsis 7:13-15)
Cuando Cristo nos dijo que lleváramos el evangelio al mundo, no nos dejó solos para que descubriéramos cómo hacerlo. El trabajo es dirigido desde el Santuario del Cielo. Nuestro trabajo está indisolublemente fusionado con Cristo: él nos guía y nos da poder. Esta es su obra, no la nuestra. Por eso se nos pide que sigamos su dirección. Ese era el caso también con Israel: Dios les pidió que siguieran sus instrucciones e hizo luego que ocurriera lo imposible. El Espíritu ya está actuando en los corazones de nuestros prójimos y se nos pide que estemos allí cuando llegue el momento de la decisión, para que podamos invitarlos a unirse al pueblo de Dios cuando esté con el Cordero sobre el monte Sion. No necesitamos inventar nuevos medios y métodos, pues nunca hemos estado a cargo de la obra.
Preguntas para dialogar:
Aún hay muchas personas no alcanzadas, aunque los mensajes de los tres ángeles han llegado a todo el mundo. Dialoguen como clase acerca de cómo puede nuestra iglesia realizar mejor la tarea para la que Cristo nos está usando. ¿Cómo podemos aprender a no desesperarnos por el hecho de que aún hay tanta gente que no ha oído hablar de las verdades cruciales para los últimos días?
(Aquí se nos recuerda que la obra de evangelización no depende solo de nuestros esfuerzos, sino del poder del Espíritu Santo. La oración, la fe y la confianza en que Dios está obrando son clave para mantener la esperanza y continuar la misión con perseverancia.)
Juan es testigo, en Apocalipsis 5, de cómo el rollo sellado es entregado al Cordero porque es digno. Cuando el Cordero abre los sellos del rollo en Apocalipsis 6, vemos claramente predicha la historia de la iglesia cristiana desde la época del Nuevo Testamento hasta el final de los tiempos. ¿Qué lecciones podemos aprender de esta descripción acerca de cómo se propone Dios terminar la obra?
(Podemos aprender que Dios tiene un plan soberano y que, aunque la historia de la iglesia tenga momentos de dificultad y persecución, Él sigue en control y cumplirá su propósito final de redimir a su pueblo.)
¿Qué acontecimientos actuales podrían conducir fácilmente a lo que sabemos que se avecina en Apocalipsis 13 y 14? ¿Qué obstáculos quedan aún por delante?
(Los eventos políticos, sociales y religiosos en el mundo, como la persecución religiosa, el incremento del conflicto global y la apostasía, pueden ser señales de que estamos llegando a los últimos tiempos. Sin embargo, aún quedan obstáculos como la resistencia de las fuerzas del mal y la necesidad de que más personas conozcan a Cristo antes de su regreso.)
"Escuela Sabática adultos 2025, cuarto trimestre (octubre-diciembre). Estudio: Lecciones de Josué acerca de la fe, escrito por Barna Magyarosi."
Explora un recorrido temático por los eventos clave de la historia de Israel, desde las plagas de Egipto hasta la construcción del Tabernáculo, con el objetivo de extraer lecciones prácticas y espirituales aplicables a la vida del creyente de hoy. Este estudio bíblico en PDF y en línea busca mostrar cómo la historia de Israel sirve como advertencia e instrucción, permitiendo comprender y aplicar sus principios espirituales en nuestra vida cotidiana. Incluye una introducción y trece lecciones detalladas: desde la opresión y el nacimiento de Moisés, pasando por la zarza ardiente, las plagas, la Pascua, la apertura del Mar Rojo, hasta el Pan y el Agua de Vida, el pacto en el Sinaí, cómo vivir la Ley, la apostasía e intercesión, la petición de ver la gloria de Dios, y finalmente, la construcción del Tabernáculo. Cada lección está disponible en PDF y en línea, facilitando el estudio personal, grupal o en clases bíblicas. Aprovecha estos recursos gratuitos para profundizar en la historia bíblica, fortalecer tu fe y entender cómo los principios de Israel pueden guiar y transformar tu vida espiritual hoy.
Lección 3: Para el 18 de octubre de 2025
MONUMENTOS DE GRACIA
Sábado 11 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Josué 3; Números 14:44; Lucas 18:18–27;
Josué 4; Juan 14:26; Hebreos 4:8–11.
PARA MEMORIZAR:
“Porque el Señor su Dios secó el agua del Jordán ante ustedes, hasta que hubieron pasado; lo mismo que había hecho con el Mar Rojo, que secó ante nosotros
hasta que pasamos. Para que todos los pueblos de la tierra conozcan la poderosa mano del Señor, y para que ustedes reverencien al Señor su Dios todos los días” (Jos. 4:23, 24).
El policía hizo una señal y Juan tuvo que detenerse. El agente le pidió la licencia de conducir. En ese momento, Juan se dio cuenta de que había dejado
su billetera con la licencia en la oficina, y explicó lo sucedido. El oficial le preguntó cuál era su ocupación y Juan respondió que era profesor. Mientras el
agente le entregaba la multa, le dijo que no pensara en ella como una sanción.
“Es una matrícula”, le dijo. “Cuando alguien quiere aprender algo, se matricula. Esta es su matrícula para aprender a no olvidar la licencia cuando conduce.
Que tenga un buen día, profesor”. Como seres humanos, somos propensos a olvidar cosas que no tenemos
constantemente a la vista. Olvidamos contestar las llamadas telefónicas, responder los correos electrónicos, regar las plantas, enviar felicitaciones de cumpleaños, etc. Sin embargo, olvidar nuestras necesidades espirituales podría tener consecuencias más graves que simplemente recibir una multa, especialmente porque ellas tienen que ver con nuestro destino eterno. Analicemos el cruce del Jordán y veamos qué podemos aprender de esa
experiencia.
Domingo 12 de octubre
EL CRUCE DEL JORDÁN
Lee Josué 3:1-5 y Números 14:41-44. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que se prepararan especialmente para lo que estaba a punto de suceder?
Esta es la primera vez que se menciona el arca del pacto en el libro de Josué. Hasta este momento de la narración del Antiguo Testamento, el arca había
aparecido en el contexto del Santuario (Éxo. 40:21), en el viaje de Israel desde el Sinaí (Núm. 10:33-36) y en el intento fallido de iniciar la conquista de Canaán
(Núm. 14:44). Era el objeto más sagrado del Santuario israelita y contenía tres elementos, cada uno de los cuales expresaba la relación especial de Israel con
Dios: (1) Las tablas con los Diez Mandamientos, (2) la vara del sumo sacerdote Aarón y (3) una vasija que contenía maná (Éxo. 16:33; Heb. 9:4).
El arca y los preparativos para cruzar el Jordán recordaban a Israel que no iban a entrar en Canaán a su manera y cuando quisieran. La conquista solo
tendría éxito si seguían las indicaciones de Dios, y cuando él lo indicara. Dios, a quien se describe entronizado sobre los querubines que cubrían el arca del pacto (Éxo. 25:22; Núm. 7:89), y cuyos movimientos se identifican con los del arca, entra en Canaán delante de los israelitas como Aquel que dirige la conquista.
El término traducido como “santificar” (Jos. 3:5) o “consagrar” se refiere a un proceso de purificación similar al que seguían los sacerdotes antes de
comenzar su servicio en el Santuario (Éxo. 28:41; 29:1) y como el que realizó el pueblo de Israel antes de la revelación de Dios en el Sinaí (Éxo. 19:10, 14). Esta
consagración implicaba el abandono del pecado y la eliminación de todas las impurezas rituales. La misma orden aparece en Números 11:18 en relación con
un inminente milagro de Dios. Tal preparación se exigía también antes de librar una batalla (Deut. 23:14). Para que Dios pudiera luchar por Israel, ellos debían
mostrarle su lealtad y confiar en él como su Comandante.
El milagro de cruzar el Jordán iba a demostrar a los israelitas que se podía confiar en la promesa del Señor de expulsar a los cananeos de la tierra. Aquel
que podía asegurar el cruce en seco del Jordán también podía concederles el
don de la tierra. Dios no siempre divide el Jordán. Sus intervenciones no siempre son tan evidentes. ¿Cómo crees que podemos desarrollar la preparación espiritual para experimentar y discernir las intervenciones de Dios en nuestro favor?
Lunes 13 de octubre
EL DIOS DE LAS MARAVILLAS
Lee Josué 3:6-17. ¿Qué nos dice el milagroso cruce del Jordán acerca de la naturaleza del Dios a quien servimos? El cruce del Jordán es descrito en Josué 3:5 con la palabra hebrea nifla’ot, “maravillas”. Esta palabra suele referirse a los actos poderosos y sobrenaturales de Dios que demuestran su singularidad (Sal. 72:18; 86:10). Más tarde, los israelitas meditaron en estos actos y, como resultado, alabaron al Señor (Sal. 9:1) y lo proclamaron entre las naciones (Sal. 96:3). Las plagas de Egipto (Éxo. 3:20; Miq. 7:15), el cruce del Mar Rojo y la conducción de Dios en el desierto (Sal. 78:12-16) fueron relatados como tales prodigios.
Los escritores bíblicos sabían y atestiguaban que el Dios que creó el mundo nunca se vio limitado o constreñido por su creación. Nada es imposible (heb.
“demasiado maravilloso”) para él (Jer. 32:17). Su nombre y su naturaleza son maravillosos (Jue. 13:18), y él está más allá de nuestra comprensión.
A diferencia de los dioses de las demás naciones, que no pueden salvar (Sal. 96:5, Isa. 44:8), el Dios de la Biblia es un “Dios vivo” y activo, cuyos seguidores pueden confiar en él a la espera de sus intervenciones en favor de ellos.
El profeta Zacarías utilizó un término derivado de la misma raíz que nifla’ot cuando imaginó un futuro maravilloso para Israel tras el exilio babilónico. Vio
que Jerusalén sería totalmente reconstruida, que habría ancianos sentados en las calles de la ciudad y niños jugando en ella. A los aparentemente incrédulos
habitantes de la capital, que aún mostraba los signos de su destrucción, Zacarías declaró: “Así dice el Señor de los ejércitos: ‘Si en aquellos días esto parece muy difícil a los ojos del remanente de este pueblo, ¿será también muy difícil a mis ojos?’ —declara el Señor de los ejércitos. Así dice el Señor de los ejércitos: ‘He aquí, salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol; y los traeré y habitarán en medio de Jerusalén; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia’ ” (Zac. 8:6-8, LBLA). Lee Lucas 18:18-27. ¿Cómo te anima la respuesta que Jesús dio a sus discípulos
sobre confiar en Dios cuando te encuentras ante lo que parece imposible?
Martes 14 de octubre
RECUERDA
Lee Josué 4. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que erigieran un monumento? El propósito de estas piedras era que sirvieran como “señal”. El término
hebreo así traducido (‘ot) está a menudo asociado con la palabra “maravilla” y puede referirse a actos milagrosos realizados por Dios (ver el estudio de ayer),
como las plagas de Egipto (Éxo. 7:3; Deut. 4:34). También puede significar “símbolo” como representación de una realidad más profunda o trascendente. Por
ejemplo, el arco iris es una “señal” del pacto (Gén. 9:12, 13); la sangre en los marcos de las puertas de las casas israelitas también es designada como una
“señal” (Éxo. 12:13); y, lo que es más significativo, el sábado es una “señal” de la Creación y de la presencia santificadora de Dios (Éxo. 31:13, 17; Eze. 20:12).
En el caso de las doce piedras, la señal funcionaría como un memorial que recordara a cada generación posterior el milagro de la travesía. El término traducido en el versículo 7 como “monumento conmemorativo” (zikkaron) procede de la palabra zakar, “recordar”, que denota algo más que el acto pasivo de rememorar algo. Implica un recuerdo acompañado de una acción apropiada (Deut. 5:15; 8:2). La construcción de monumentos conmemorativos de piedra (Gén. 28:18-22) y los rituales que suscitaban preguntas (Éxo. 12:26, 27; Deut. 6:20-25) eran habituales en el Antiguo Testamento. En lugar de repetir los milagros una y otra vez, Dios establece monumentos que evocan el recuerdo de sus grandes actos y suscitan respuestas significativas. Por ello, la señal debe permanecer allí “para siempre”, lo que implica la necesidad de preservar perpetuamente este milagro del Señor en la memoria colectiva de su pueblo.
La posible pregunta de las generaciones futuras es significativa porque se formula de forma personal: “¿Qué son estas piedras para ti?”. Cada nueva generación debía interiorizar y comprender personalmente el significado que estas piedras tenían para ella. La fe en un Dios hacedor de milagros solo puede mantenerse viva si cada generación redescubre el significado de los poderosos actos del Señor para sí misma. Tal fe marcará una diferencia importante entre vivir
fielmente las tradiciones basadas en la Biblia y el tradicionalismo –la religión muerta de las generaciones carentes del valor y el fervor originales–. En definitiva, tenemos que hacer nuestra la fe basada en la Biblia. Nadie, especialmente nuestros antepasados, puede creer por nosotros.
¿Qué memoriales de tu experiencia personal con el Señor te ayudan a recordar lo que él ha hecho por ti?
Miércoles 15 de octubre
OLVIDO
Lee Josué 4:20-24 a la luz de Jueces 3:7; 8:34; Salmo 78:11; Deuteronomio 8:2, 18 y Salmo 45:17. ¿Por qué era tan importante recordar las proezas del Señor?
Observa el cambio de pronombres personales en Josué 4:23. Se dice allí que las aguas del Jordán se habían secado ante “ustedes”, es decir, ante los israelitas
que acababan de cruzar el río. Sin embargo, el texto dice luego que el Mar Rojo se había secado ante “nosotros”, los integrantes de la primera generación que
aún estaban presentes y que habían sido testigos del Éxodo. Los dos acontecimientos, vividos por dos generaciones diferentes, tenían un significado similar.
Esto permitió a la segunda de estas generaciones redescubrir el significado del cruce del Jordán a través del testimonio de sus antecesores.
Percibimos generalmente el olvido como un rasgo normal de los seres humanos. Sin embargo, el olvido en el ámbito espiritual puede acarrear graves
consecuencias. Incluso hoy, si queremos preservar nuestra identidad como pueblo que posee una vocación y una misión peculiares, tendremos que idear maneras de refrescar nuestra memoria espiritual, tanto individual como corporativa, para no perder de vista nuestro origen, nuestra identidad y nuestra misión. Lee 1 Corintios 11:24, 25 y Juan 14:26. ¿Por qué debemos recordar siempre lo que Cristo hizo por nosotros? ¿Hay acaso algo más importante que eso?
Elena de White comprendió claramente que si no avanzamos de manera constante a la luz de los actos pasados de Dios y de su revelación, seguramente
perderemos la motivación para cumplir nuestra misión en el futuro. Ella escribió: “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (Notas biográficas, p. 193).
Aunque es importante recordar el pasado y cómo el Señor ha obrado en tu vida, ¿por qué debes tener día a día una experiencia renovada con él y experimentar ahora la realidad de su amor y presencia?
Jueves 16 de octubre
MÁS ALLÁ DEL JORDÁN
“Convirtió el mar en tierra seca, por el río pasaron a pie. ¡Alegrémonos, pues, en él!” (Sal. 66:6). Tanto el cruce del Mar Rojo como el del Jordán señalan una nueva era en la historia bíblica, y ambos tienen un significado simbólico (ver Sal. 66:6; 114:1-7;
2 Rey. 2:6-15). Ya en el Antiguo Testamento hay textos que vinculan los dos acontecimientos y reconocen un significado que apunta más allá de los escenarios
originales. En el Salmo 66:6, el salmista celebra el acto redentor de Dios en su vida (Sal. 66:16-19) refiriéndose a los ejemplos históricos del cruce del Mar Rojo
y del Jordán.
El Salmo 114 también vincula ambos acontecimientos, no porque el autor no viera una diferencia cronológica entre ellos, sino por el significado teológico que
comparten las dos travesías. Así, se considera que los dos eventos contribuyen a un cambio en el estatus de Israel. Primero, de la esclavitud a la libertad. Luego, del nomadismo a la condición de nación. En estos Salmos, los ejemplos de las dos travesías ilustran el cambio de estatus del autor, que pasa de la opresión, la pobreza, el desamparo y la humillación a la seguridad, el bienestar, la salvación
y la dignidad.
En el contexto de un milagro similar al registrado en Josué, también junto al Jordán tuvo lugar la traslación de Elías. Para Elías, la travesía supuso el cambio de
estatus más significativo de su vida: su traslado al Cielo. Para Eliseo, el cambio también es importante, ya que el ayudante del profeta (1 Rey. 19:21) se convierte en el profeta de la nación (2 Rey. 2:22). Lee Mateo 3:16, 17 y Marcos 1:9. ¿De qué manera dan a entender estos escritores del Nuevo Testamento que el río Jordán tiene un significado simbólico y espiritual?
El ministerio terrenal de Jesús como Representante de Israel sigue el modelo de la historia del antiguo pueblo de Dios. Jesús pasa por las experiencias del
“Mar Rojo” y del “Jordán”. Es llamado a salir de Egipto tras un decreto de muerte (Mat. 2:14-16), pasa 40 días en el desierto (Mat. 4:2), similares a los 40 años del
antiguo Israel y, como transición de su vida privada a su ministerio público, es bautizado en el Jordán (Mat. 3:16, 17; Mar. 1:9).
Más adelante, Hebreos 3 y 4 reconoce el significado simbólico del cruce del Jordán y presenta la entrada en Canaán como prefiguración del “reposo de la
gracia” al que acceden los cristianos por medio de la fe.
Viernes 17 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee las páginas 516-518 del capítulo “El cruce del Jordán” en el libro Patriarcas y profetas de Elena de White. “Estudiad cuidadosamente las vicisitudes de Israel durante su viaje a Canaán. Estudiad los capítulos tercero y cuarto de Josué, que registran la preparación de ellos para cruzar el Jordán, y el cruce de este río rumbo a la tierra prometida. Necesitamos mantener preparados el corazón y la mente, recordando las lecciones que el Señor enseñó a su pueblo de la antigüedad. En esta forma las enseñanzas de la Palabra de Dios siempre serán atrayentes e impresionantes”
(Comentarios de Elena de White, Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, p. 988).
“El Israel moderno se encuentra en mayor peligro de olvidar a Dios y de ser arrastrado a la idolatría que su pueblo antiguo. Hay muchos ídolos que se adoran,
aun entre los profesos guardadores del sábado. Dios le encargó a su pueblo en forma especial que se guardara de la idolatría, porque si eran desviados de su
servicio al Dios viviente, su maldición recaería sobre ellos, mientras que si lo amaban con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fortaleza, los
bendeciría abundantemente en sus cestos y graneros, y quitaría la enfermedad de en medio de ellos” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 528).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Analiza en tu clase el cruce milagroso del Jordán. ¿Cómo definirías los milagros? ¿Por qué parece que Dios no realiza milagros similares
actualmente?
2. ¿Qué maneras prácticas de prevenir el olvido espiritual, tanto a nivel individual como colectivo, puedes sugerir en tu clase? Aunque es importante que tengamos una relación dinámica y continua con Dios, y que no construyamos toda nuestra experiencia cristiana sobre la base de poderosas experiencias pasadas, ¿cómo podemos seguir utilizando nuestras experiencias pasadas como recordatorios de la manera en que Dios ha obrado en nuestras vidas?
3. ¿Cómo puede el sábado ayudarnos a recordar las intervenciones de Dios en nuestra vida y, al mismo tiempo, darnos un anticipo del descanso
prometido en su reino?
4. ¿De qué manera señala el sábado no solo lo que debemos recordar, sino también lo que podemos esperar en el futuro?