Sábado 31 de Mayo
Lee para el estudio de esta semana
Apocalipsis 6:12-17; Mateo 24:36-44; Génesis 6:1-8; 2 Pedro 2:4-11; Génesis 18:17-32; Daniel 7:9, 10.
Para memorizar
«Estas cosas les sucedieron por ejemplo, y fueron escritas para advertirnos a nosotros, a los que han llegado al fin del tiempo. Así, el que piensa estar firme, mire que no caiga» (1 Cor. 10:11, 12).
La Biblia abunda en relatos acerca del pueblo de Dios que apuntan a acontecimientos futuros y contienen claves para entender la «verdad presente». De hecho, algunos de esos relatos prefiguran acontecimientos de los últimos días con sorprendente detalle y proveen una base más amplia para entender con claridad las profecías de Daniel y Apocalipsis.
Sin anular la libertad de conciencia de cada persona, Dios puede guiar perfectamente los acontecimientos que ocurrirán en los últimos días para que sucedan tal como él se los reveló a los profetas. La relación entre los eventos finales y algunas importantes historias bíblicas es obvia, pues el Nuevo Testamento se refiere a ellas al describir los eventos de los últimos días. Tal es el caso de la destrucción de Sodoma y Gomorra, el Diluvio, etc. Otros relatos bíblicos requieren ser estudiados cuidadosamente para extraer de ellos las verdades que nos han sido reveladas en la Palabra de Dios.
Durante las próximas dos semanas examinaremos una serie de relatos clave que abordan la Segunda Venida, el Juicio Investigador, la crisis final y otros temas. Como resultado de ese estudio, veremos que Cristo está en el centro de todo y debe ser el objetivo final de todo empeño por comprender las profecías.
Sitios bíblicos para el estudio de esta semana (con citas ampliadas)
Apocalipsis 6:12-17
Descripción del cielo en crisis y la llegada del fin, cuando las estrellas caen y la tierra tiembla. Nos muestra la severidad del juicio y la ansiedad de la humanidad ante la venida de Cristo.
Mateo 24:36-44
Jesús habla de la incertidumbre del día y la hora del fin, comparándolo con los días de Noé y Lot, y exhorta a estar vigilantes.
Génesis 6:1-8
La historia de la corrupción en la antigüedad y el juicio divino por el pecado, prefigurando el fin de los tiempos y la necesidad de la misericordia de Dios.
2 Pedro 2:4-11
La descripción de Dios castigando a los ángeles rebeldes y al mundo en el tiempo de Noé, como ejemplos de su justicia y paciencia, y advertencias para los creyentes.
Génesis 18:17-32
La intercesión de Abraham por Sodoma y Gomorra, reflejando la misericordia de Dios y su justicia, y la importancia de la oración en tiempos de crisis.
Daniel 7:9-10
La visión del Trono de Díos, donde los juicios son establecidos y la historia final de los santos se decide, mostrando la autoridad de Dios en los últimos días.
Domingo 1 de Junio
La ira del cordero
Lee Apocalipsis 6: 12 al 17. Considera los detalles de la respuesta de estas personas ante el desarrollo repentino de los acontecimientos finales. ¿Qué notas en su respuesta?
Es interesante notar que los perdidos no exclaman: «¿Qué es esto?» o «¿quién está detrás de esto?». Parecen entender lo que ocurre. Se refieren a Jesús como «el Cordero», lo que requiere conocer algo acerca de la historia de Cristo como Redentor. También parecen ser conscientes de que «ha llegado el gran día de su ira» y que se encuentran en una situación desesperada: «¿Quién podrá quedar en pie?»
Antes del fin, el evangelio es llevado a todas las naciones (Mat. 24: 14) y los mensajes de los tres ángeles son comunicados a todo el mundo. Sin embargo, habrá personas que serán sorprendidas, no por falta de información, sino por su negativa a creer y obedecer. Esta será la razón por la que se perderán.
Lee Mateo 24: 36 al 44. ¿Qué lecciones Jesús nos invita a aprender de la historia de Noé?
Jesús señala la historia del Diluvio para advertirnos que su segunda venida será una sorpresa para muchos. Al igual que la Segunda Venida, el Diluvio no sorprendió al mundo por falta de información. Noé predicó durante 120 años a un mundo que se negaba a creer. Se les dijo lo que iba a suceder. Simplemente, no quisieron creer.
A su vez, muchas personas aseguran que el largo tiempo transcurrido implica que las profecías no son dignas de crédito. Pedro cita en tal sentido la historia del Diluvio cuando dice que, «ante todo, sepan que en los últimos días vendrán burladores, quienes, sarcásticos, andarán según sus bajos deseos y dirán: “¿Dónde está la promesa de su venida? Desde que los padres durmieron, todas las cosas permanecen como desde el principio de la creación”» (2 Ped. 3: 3, 4). Este sentimiento irá en aumento a medida que pase el tiempo.
En el caso de quienes mueran antes del regreso de Cristo, la Segunda Venida (o la tercera, si mueren sin aceptar a Jesús como su Salvador) ocurrirá apenas un instante después de haber cerrado sus ojos. Por otra parte, la vida transcurre muy velozmente. ¿Cómo pueden ayudarnos esas realidades a afrontar la «demora»?
Respuesta desarrollada:
1. Considera los detalles de la respuesta de estas personas ante el desarrollo repentino de los acontecimientos finales. ¿Qué notas en su respuesta?
En Apocalipsis 6:12-17, las personas que presencian los eventos finales reaccionan con un conocimiento claro de lo que está ocurriendo. No muestran sorpresa ni incredulidad ante el desarrollo de los eventos, sino que reconocen que están en medio de la ira de Dios, refiriéndose a Jesús como «el Cordero». Este detalle indica que conocen la identidad de Jesús y el significado de su juicio, ya que la referencia a «el Cordero» requiere cierto conocimiento previo sobre la misión redentora de Cristo. Además, al decir «ha llegado el gran día de su ira», comprenden la gravedad del momento y la naturaleza de los juicios divinos. La pregunta «¿Quién podrá quedar en pie?» refleja la desesperación y la conciencia de que la situación es irreversible y de que la humanidad enfrenta un juicio inminente. Notamos que su respuesta no es de sorpresa, sino de reconocimiento de la realidad, lo que muestra que están conscientes de los eventos y su gravedad.
2. ¿Qué lecciones Jesús nos invita a aprender de la historia de Noé?
En Mateo 24:36-44, Jesús usa la historia de Noé para enseñarnos que la segunda venida de Cristo será una sorpresa para muchos, similar al diluvio. La clave aquí es que, aunque la gente tenía información y advertencias, no creyó ni se preparó para lo que venía. Noé predicó durante 120 años, advirtiendo del diluvio, pero la gente se negó a escuchar y a prepararse, viviendo sus vidas como si nada fuera a cambiar. La lección que Jesús nos invita a aprender es que no debemos confiar en que la demora en su regreso significa que no sucederá pronto o que las profecías no se cumplirán. La historia del diluvio muestra que la incredulidad y la indiferencia pueden ser peligrosas, y que debemos estar siempre preparados, porque la segunda venida de Jesús será repentina y puede sorprender a quienes no estén vigilantes. Además, Pedro advierte que en los últimos días surgirán burladores que minimizarán la promesa de la segunda venida, pero esas profecías son seguras y se cumplirán en el tiempo señalado por Dios.
3. ¿Cómo pueden ayudarnos esas realidades a afrontar la «demora»?
Las realidades mencionadas —que la vida puede terminar en un instante y que la demora en la segunda venida no significa que no ocurrirá— nos llaman a vivir en constante preparación y vigilancia. La brevedad de la vida y la certeza de que todos enfrentaremos a Dios en algún momento nos motivan a aprovechar cada día para estar en paz con Él, obedecer sus mandamientos y compartir su mensaje. La espera puede ser difícil, pero entender que la vida transcurre rápidamente y que la segunda venida será inminente nos ayuda a mantenernos firmes en la fe y a no caer en la desesperanza o en la incredulidad. La esperanza en las promesas de Dios y en su tiempo perfecto nos da paz y nos anima a vivir de manera consciente, sabiendo que en el momento adecuado, Cristo volverá en gloria. Además, nos recuerda que debemos estar listos en todo momento, porque el tiempo de Dios no siempre coincide con nuestro reloj.
Lunes, Junio 02
La evangelización de Noé
Pedro nos recuerda que muchos no estarán preparados para el regreso de Cristo porque «intencionalmente ignoran» (2 Ped. 3: 5) lo que ocurrió en ocasión del Diluvio. En la actualidad, aunque un asombroso número de culturas, desde los antiguos griegos hasta los mayas, registran la historia de un diluvio global y devastador, la narración bíblica acerca del Diluvio es una de las más ridiculizadas. Como se predijo, el mundo está poniendo a un lado el relato bíblico del Diluvio como si se tratara de un mito, sin importar cuán clara y explícitamente se lo describe en el Antiguo Testamento y cuántas veces se hace referencia a él en el Nuevo Testamento.
Jesús dijo, en Mateo 24: 37 al 39, que la situación mundial se parecería a la de «los días de Noé». Compara este pasaje con Génesis 6: 1 al 8. ¿Cuáles fueron las condiciones morales que condujeron al Diluvio? ¿Qué paralelismos existen entre la época de Noé y la nuestra?
Un estudio cuidadoso de la Escritura revela otra lección importante para el pueblo remanente de Dios de los últimos días. Hebreos 11: 7 dice que Noé «con santa reverencia construyó el arca para salvar a su familia. Por su fe condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe».
Imagina lo que significó para Noé predicar durante más de un siglo y que solo su familia entrara en el arca. Si él hubiera sido un evangelista moderno, nos sentiríamos tentados a pensar que fracasó.
Afortunadamente, muchos lugares del mundo son en este momento muy receptivos a los mensajes de los tres ángeles. Como resultado, muchos están conociendo al Señor. Todavía no hemos llegado al punto en que no haya resultados, aunque se nos ha dicho que se acerca el momento en que «habrá terminado el tiempo de gracia, y será cerrada la puerta de la misericordia. Así que las palabras: “Las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta”, nos conducen a través del ministerio final del
Respuesta:
Las condiciones morales que condujeron al Diluvio incluyeron corrupción generalizada, violencia, inmoralidad, y una actitud de rechazo a Dios y a sus leyes. La humanidad se había sumido en pecado y rechazo a la justicia divina, viviendo solo para sus deseos mundanos.
Paralelismos con nuestra época incluyen la creciente inmoralidad, corrupción, violencia, rechazo a Dios y su palabra, y una actitud de indiferencia ante la advertencia divina. La humanidad de hoy también está ignorando las señales y la historia, poniendo a un lado la realidad del juicio y la necesidad de arrepentimiento.
Martes, Junio 03
La historia de Sodoma y Gomorra
Hay otra historia clave del Antiguo Testamento a la que Pedro hace referencia al describir los acontecimientos de los últimos días: la destrucción de Sodoma y Gomorra. Las ciudades de la llanura se han hecho legendarias por su maldad y se convirtieron en el primer ejemplo de poblaciones destruidas por el fuego del Cielo.
Lee 2 Pedro 2: 4 al 11, Judas 5 al 8 y Ezequiel 16: 46 al 50, y pon atención a todos los detalles. ¿Cuáles fueron las condiciones morales que desembocaron en la destrucción de estas ciudades y qué paralelismos existen con la condición actual del mundo?
La advertencia dada a través del relato de Sodoma y Gomorra a quienes viven en la Tierra en estos últimos días es clara: finalmente, los malvados también serán destruidos por el fuego, como se describe con tanta claridad en Apocalipsis 20. El pecado es notablemente engañoso, en el sentido de que nos impide percibir la condición de nuestro propio corazón y hace que nuestras transgresiones nos parezcan aceptables, a diferencia de las de los demás. En el mismo capítulo donde Dios habla de cuánto ha amado a su pueblo, también le advierte que, aunque este no cometió los mismos pecados que Sodoma, se ha vuelto más perverso que ella (Eze. 16: 47).
Israel había estado «fornicando» (ver Eze. 16: 41); es decir, cometiendo adulterio espiritual. Imagina la sorpresa del pueblo de Dios cuando sus integrantes escucharon que eran más malvados que gente famosa por su maldad.
Esto no es una novedad acerca del antiguo Israel ni de la humanidad. En Romanos 1: 18 al 32, Pablo presenta una larga lista de faltas humanas que podría haberse escrito sobre la base de las noticias actuales. La descripción que hace Pablo del pecado de los gentiles, o paganos, no pretendía que los judíos se sintieran superiores, sino que el pueblo de Dios comprendiera por fin la gravedad de sus propios pecados. Natán hizo lo mismo cuando habló con David: le contó la historia de un hombre rico que robó el único cordero que tenía un hombre pobre. Esta historia «encendió el furor de David» (2 Sam. 12: 5) pues la injusticia descrita era obvia. Aun así, fue necesaria la declaración de Natán: «¡Tú eres ese hombre!» (2 Sam. 12: 7) para que David se viera reflejado en la historia.
Es importante recordar que la Biblia no se dirige principalmente al mundo exterior, sino al propio pueblo de Dios. La descripción de los atroces pecados de otros en Apocalipsis 13 o 17 es una advertencia de que nosotros también podemos caer en la misma trampa.
Respuesta:
Las condiciones morales que desembocaron en la destrucción de Sodoma y Gomorra fueron un profundo pecado de corrupción, inmoralidad sexual, orgullo, violencia y falta de misericordia, como se describe en 2 Pedro 2:4-11, Judas 5-8 y Ezequiel 16:46-50. Estas ciudades se caracterizaban por la arrogancia, la injusticia y la perversidad extrema.
Paralelismos con la condición actual del mundo incluyen la creciente aceptación de la inmoralidad, la corrupción, la violencia y la indiferencia hacia la justicia y la misericordia, lo cual refleja una tendencia hacia el alejamiento de los valores morales de Dios y una posible repetición de los patrones de Sodoma y Gomorra en la historia humana.
Miércoles, Junio 04
El juez de toda la tierra
La Biblia registra una curiosa historia que tiene lugar en las llanuras de Mamre justo antes de la destrucción de Sodoma. En ese relato, Dios se aparece a Abraham acompañado por dos ángeles. Cuando el patriarca los ve, invita a los visitantes celestiales a una comida, y en ese momento Dios promete que Abraham y Sara tendrán un hijo del cual descendería el Mesías. Jesús, en efecto, procedía del linaje de Abraham (comparar con Gál. 3: 16). A continuación, el relato pasa repentinamente al asunto de las ciudades malvadas de la llanura.
Lee Génesis 18: 17 al 32. ¿Qué enseñan estos versículos acerca del carácter de Dios y de cómo piensa hacer frente al mal existente en nuestro planeta?
Dios no nos debe una explicación, pero decide no ocultar sus motivos y sus planes a la humanidad. En tal sentido, el profeta Amós dice: «Nada hace Dios, el Señor, sin revelar su secreto a sus siervos los profetas» (Amós 3: 7).
Antes de destruir Sodoma y Gomorra, Dios informa a Abraham lo que está a punto de suceder, aquello de lo que este será pronto testigo.
Dios se queda con Abraham mientras los dos ángeles se dirigen a la ciudad malvada para llamar a los que harán caso de su advertencia. Lo mismo puede decirse de los ángeles proféticos que exhortan en los últimos días a quienes son parte del pueblo de Dios a salir de Babilonia (Apoc. 14: 6-12; 18: 1-4). Mientras se proclama la última advertencia, Dios discute con Abraham lo que está a punto de suceder y se somete de buen grado a las preguntas del patriarca.
«Lejos de ti hacer eso, que hagas morir al justo con el impío, y que el justo sea tratado como el impío. Nunca hagas tal cosa. El Juez de toda la tierra, ¿no hará lo que es justo?», pregunta Abraham (Gén. 18: 25). Abraham no solo examinaba el caso de Sodoma, sino también el carácter de Dios. Del mismo modo, antes de que llegue el fin del mal y de los malvados, Dios abre los libros del cielo (Apoc. 20: 4, 11-15) y nos permite acceder a la evidencia antes de hacer descender fuego sobre la Tierra. Es decir, tendremos mil años para obtener respuesta a muchas preguntas que ahora tenemos.
Antes de ejecutar su juicio final sobre los perdidos, el Señor nos dará mil años para entender por qué lo hará. ¿Qué nos dice esto acerca de su carácter y de cuán dispuesto está al escrutinio de sus acciones por parte de los seres creados que dependen totalmente de él para existir y que no tienen ningún derecho inherente a conocer estas cosas?
Respuesta:
Estas versículos enseñan que Dios es un juez justo, misericordioso y transparente. No actúa impulsivamente sino que revela sus motivos y planes a la humanidad, permitiendo que se le pregunte y se le examine. La historia con Abraham muestra que Dios está dispuesto a discutir y justificar sus decisiones, incluso en medio del juicio, demostrando que su carácter es de justicia y misericordia. Además, la paciencia de Dios y el tiempo que nos da antes del juicio final reflejan su amor y disposición para que entendamos sus acciones y seamos informados de los motivos por los cuales hace lo que hace, lo cual revela su carácter justo y misericordioso.
Jueves, Junio 05
El juicio previo al advenimiento
La descripción del Juicio que se encuentra en Daniel 7 nos permite ver detrás del velo, una oportunidad impresionante de observar cómo actúa Dios para resolver el problema del pecado y para redimir a quienes desean vivir en una relación de pacto con él.
Lee la descripción del Juicio Investigador que se ofrece en Daniel 7: 9, 10, 13, 14, 22, 26 y 27. ¿Cuál es el objetivo principal del Juicio? ¿Cuál es el veredicto emitido al final del proceso? ¿Qué nos dice esto acerca del Plan de Salvación?
No cabe duda de que la humanidad es juzgada por Dios. Eclesiastés 12: 14 asegura que «Dios traerá toda obra a juicio», y Pablo nos recuerda que «todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo» (Rom. 14: 10). Dios no necesita registros para saber quién se salvará o se perderá, pero los ángeles, que han estado examinando el Plan de Salvación todo el tiempo (1 Ped. 1: 12), naturalmente tienen preguntas. Ellos fueron testigos de la rebelión de Satanás, vieron a un tercio de sus compañeros expulsados del Cielo (Apoc. 12: 4, 9) y ahora Dios nos trae ante él. Dios abre los libros y permite que los santos vean lo que hay en ellos.
La historia de la súplica de Abraham por Sodoma y Gomorra, un tipo o prefiguración del Juicio, aporta una importante vislumbre acerca de este. Los pecados de Sodoma obviamente fueron investigados, ya que Dios menciona que la maldad de la ciudad era tan notoria que el clamor contra ella era grande (Gén. 18: 20). Pero no solo Sodoma y Gomorra fueron investigadas antes de su destrucción. Dios también permitió que Abraham evaluara si la decisión divina de destruir a los malvados era justa.
Quien aparece en medio del juicio celestial en Daniel 7 es Jesús, «un Hijo de Hombre» (Dan. 7: 13, ver también Mat. 20: 28), cuya aparición es la única razón por la que este juicio es «hecho en favor de los santos del Altísimo» (Dan. 7: 22). Solo su perfecta justicia hace que su pueblo salga airoso del Juicio.
Imagina que todos tus secretos estén expuestos ante nuestro santo Dios en ocasión del Juicio. ¿Cuál es tu única esperanza en ese momento? (ver el contenido del viernes).
Respuesta:
El objetivo principal del Juicio en Daniel 7 es determinar la justicia de las acciones de Dios y de la humanidad, y asegurar que aquellos que aceptan a Cristo y viven en pacto con Dios sean declarados justos. El veredicto final es que Jesús, el Hijo de Hombre, representa la justicia perfecta que permite que los santos sean salvados y que los injustos sean condenados. Esto revela que el Plan de Salvación se basa en la justicia de Cristo y en su obra redentora, y que la justicia del Señor es la base de la esperanza para todos los creyentes.
Viernes, Junio 06
Para estudiar y meditar
Lee las páginas 100 y 101 del capítulo titulado «El Diluvio» en el libro Patriarcas y profetas, de Elena G. de White.
«El sumo sacerdote no puede defenderse a sí mismo ni a su pueblo de las acusaciones de Satanás. No sostiene que Israel esté libre de culpas. En sus andrajos sucios, que simbolizan los pecados del pueblo, que él lleva como su representante, está delante del ángel, confesando su culpa, aunque señalando su arrepentimiento y humillación y fiando en la misericordia de un Redentor que perdona el pecado. Con fe se aferra a las promesas de Dios. […]
»Las acusaciones de Satanás contra quienes buscan al Señor no son provocadas por el desagrado que le causen sus pecados. El carácter deficiente de ellos le causa regocijo porque sabe que solo si violan la ley de Dios él puede dominarlos. Sus acusaciones provienen únicamente de su enemistad hacia Cristo. Por el plan de salvación, Jesús está quebrantando el dominio de Satanás sobre la familia humana y rescatando almas de su poder. […]
»El hombre no puede por sí mismo hacer frente a estas acusaciones del enemigo. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa su culpabilidad ante Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica eficaz en favor de todos los que mediante el arrepentimiento y la fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede por su causa y vence a su acusador con los poderosos argumentos del Calvario. Su perfecta obediencia a la ley de Dios le ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra, y él solicita a su Padre misericordia y reconciliación para el hombre culpable» (Elena G. de White, Profetas y reyes, pp. 390-392).
Preguntas para dialogar:
Jesús dijo a sus discípulos que debían permanecer en el mundo sin pertenecer a este (ver Juan 15: 19; 17: 14-16). ¿Cómo equilibramos nuestra responsabilidad de alcanzar al mundo con la necesidad de mantenernos «sin mancha» de él (Sant. 1: 27)?
¿Qué nos enseña el ministerio público de Noé antes del Diluvio acerca de cómo funciona el Gran Conflicto? ¿De qué manera desempeñamos hoy el mismo papel?
Antes de consumir a los impíos con fuego del Cielo (como hizo con Sodoma), Dios los resucita y permite que Satanás trabaje con ellos por un corto tiempo (Apoc. 20: 7-9). ¿Qué razones se te ocurren para que este sea un último paso necesario antes de que Dios termine con el mal?
Al considerar las historias que estudiamos esta semana, ¿qué advertencias encuentras para tu propia vida? ¿Qué te enseñan estas historias acerca de tu esperanza en Cristo?
Respuesta:
(Aquí el estudiante o lector puede reflexionar y responder según su propia experiencia y comprensión. No hay una respuesta única, pero se puede resumir que las historias enseñan la importancia de vivir en santidad, confiar en la justicia de Dios, y mantener la esperanza en Cristo como nuestro abogado y redentor en el juicio final.)
"Escuela Sabática adultos 2025, cuarto trimestre (octubre-diciembre). Estudio: Lecciones de Josué acerca de la fe, escrito por Barna Magyarosi."
Explora un recorrido temático por los eventos clave de la historia de Israel, desde las plagas de Egipto hasta la construcción del Tabernáculo, con el objetivo de extraer lecciones prácticas y espirituales aplicables a la vida del creyente de hoy. Este estudio bíblico en PDF y en línea busca mostrar cómo la historia de Israel sirve como advertencia e instrucción, permitiendo comprender y aplicar sus principios espirituales en nuestra vida cotidiana. Incluye una introducción y trece lecciones detalladas: desde la opresión y el nacimiento de Moisés, pasando por la zarza ardiente, las plagas, la Pascua, la apertura del Mar Rojo, hasta el Pan y el Agua de Vida, el pacto en el Sinaí, cómo vivir la Ley, la apostasía e intercesión, la petición de ver la gloria de Dios, y finalmente, la construcción del Tabernáculo. Cada lección está disponible en PDF y en línea, facilitando el estudio personal, grupal o en clases bíblicas. Aprovecha estos recursos gratuitos para profundizar en la historia bíblica, fortalecer tu fe y entender cómo los principios de Israel pueden guiar y transformar tu vida espiritual hoy.
Lección 3: Para el 18 de octubre de 2025
MONUMENTOS DE GRACIA
Sábado 11 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Josué 3; Números 14:44; Lucas 18:18–27;
Josué 4; Juan 14:26; Hebreos 4:8–11.
PARA MEMORIZAR:
“Porque el Señor su Dios secó el agua del Jordán ante ustedes, hasta que hubieron pasado; lo mismo que había hecho con el Mar Rojo, que secó ante nosotros
hasta que pasamos. Para que todos los pueblos de la tierra conozcan la poderosa mano del Señor, y para que ustedes reverencien al Señor su Dios todos los días” (Jos. 4:23, 24).
El policía hizo una señal y Juan tuvo que detenerse. El agente le pidió la licencia de conducir. En ese momento, Juan se dio cuenta de que había dejado
su billetera con la licencia en la oficina, y explicó lo sucedido. El oficial le preguntó cuál era su ocupación y Juan respondió que era profesor. Mientras el
agente le entregaba la multa, le dijo que no pensara en ella como una sanción.
“Es una matrícula”, le dijo. “Cuando alguien quiere aprender algo, se matricula. Esta es su matrícula para aprender a no olvidar la licencia cuando conduce.
Que tenga un buen día, profesor”. Como seres humanos, somos propensos a olvidar cosas que no tenemos
constantemente a la vista. Olvidamos contestar las llamadas telefónicas, responder los correos electrónicos, regar las plantas, enviar felicitaciones de cumpleaños, etc. Sin embargo, olvidar nuestras necesidades espirituales podría tener consecuencias más graves que simplemente recibir una multa, especialmente porque ellas tienen que ver con nuestro destino eterno. Analicemos el cruce del Jordán y veamos qué podemos aprender de esa
experiencia.
Domingo 12 de octubre
EL CRUCE DEL JORDÁN
Lee Josué 3:1-5 y Números 14:41-44. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que se prepararan especialmente para lo que estaba a punto de suceder?
Esta es la primera vez que se menciona el arca del pacto en el libro de Josué. Hasta este momento de la narración del Antiguo Testamento, el arca había
aparecido en el contexto del Santuario (Éxo. 40:21), en el viaje de Israel desde el Sinaí (Núm. 10:33-36) y en el intento fallido de iniciar la conquista de Canaán
(Núm. 14:44). Era el objeto más sagrado del Santuario israelita y contenía tres elementos, cada uno de los cuales expresaba la relación especial de Israel con
Dios: (1) Las tablas con los Diez Mandamientos, (2) la vara del sumo sacerdote Aarón y (3) una vasija que contenía maná (Éxo. 16:33; Heb. 9:4).
El arca y los preparativos para cruzar el Jordán recordaban a Israel que no iban a entrar en Canaán a su manera y cuando quisieran. La conquista solo
tendría éxito si seguían las indicaciones de Dios, y cuando él lo indicara. Dios, a quien se describe entronizado sobre los querubines que cubrían el arca del pacto (Éxo. 25:22; Núm. 7:89), y cuyos movimientos se identifican con los del arca, entra en Canaán delante de los israelitas como Aquel que dirige la conquista.
El término traducido como “santificar” (Jos. 3:5) o “consagrar” se refiere a un proceso de purificación similar al que seguían los sacerdotes antes de
comenzar su servicio en el Santuario (Éxo. 28:41; 29:1) y como el que realizó el pueblo de Israel antes de la revelación de Dios en el Sinaí (Éxo. 19:10, 14). Esta
consagración implicaba el abandono del pecado y la eliminación de todas las impurezas rituales. La misma orden aparece en Números 11:18 en relación con
un inminente milagro de Dios. Tal preparación se exigía también antes de librar una batalla (Deut. 23:14). Para que Dios pudiera luchar por Israel, ellos debían
mostrarle su lealtad y confiar en él como su Comandante.
El milagro de cruzar el Jordán iba a demostrar a los israelitas que se podía confiar en la promesa del Señor de expulsar a los cananeos de la tierra. Aquel
que podía asegurar el cruce en seco del Jordán también podía concederles el
don de la tierra. Dios no siempre divide el Jordán. Sus intervenciones no siempre son tan evidentes. ¿Cómo crees que podemos desarrollar la preparación espiritual para experimentar y discernir las intervenciones de Dios en nuestro favor?
Lunes 13 de octubre
EL DIOS DE LAS MARAVILLAS
Lee Josué 3:6-17. ¿Qué nos dice el milagroso cruce del Jordán acerca de la naturaleza del Dios a quien servimos? El cruce del Jordán es descrito en Josué 3:5 con la palabra hebrea nifla’ot, “maravillas”. Esta palabra suele referirse a los actos poderosos y sobrenaturales de Dios que demuestran su singularidad (Sal. 72:18; 86:10). Más tarde, los israelitas meditaron en estos actos y, como resultado, alabaron al Señor (Sal. 9:1) y lo proclamaron entre las naciones (Sal. 96:3). Las plagas de Egipto (Éxo. 3:20; Miq. 7:15), el cruce del Mar Rojo y la conducción de Dios en el desierto (Sal. 78:12-16) fueron relatados como tales prodigios.
Los escritores bíblicos sabían y atestiguaban que el Dios que creó el mundo nunca se vio limitado o constreñido por su creación. Nada es imposible (heb.
“demasiado maravilloso”) para él (Jer. 32:17). Su nombre y su naturaleza son maravillosos (Jue. 13:18), y él está más allá de nuestra comprensión.
A diferencia de los dioses de las demás naciones, que no pueden salvar (Sal. 96:5, Isa. 44:8), el Dios de la Biblia es un “Dios vivo” y activo, cuyos seguidores pueden confiar en él a la espera de sus intervenciones en favor de ellos.
El profeta Zacarías utilizó un término derivado de la misma raíz que nifla’ot cuando imaginó un futuro maravilloso para Israel tras el exilio babilónico. Vio
que Jerusalén sería totalmente reconstruida, que habría ancianos sentados en las calles de la ciudad y niños jugando en ella. A los aparentemente incrédulos
habitantes de la capital, que aún mostraba los signos de su destrucción, Zacarías declaró: “Así dice el Señor de los ejércitos: ‘Si en aquellos días esto parece muy difícil a los ojos del remanente de este pueblo, ¿será también muy difícil a mis ojos?’ —declara el Señor de los ejércitos. Así dice el Señor de los ejércitos: ‘He aquí, salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol; y los traeré y habitarán en medio de Jerusalén; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia’ ” (Zac. 8:6-8, LBLA). Lee Lucas 18:18-27. ¿Cómo te anima la respuesta que Jesús dio a sus discípulos
sobre confiar en Dios cuando te encuentras ante lo que parece imposible?
Martes 14 de octubre
RECUERDA
Lee Josué 4. ¿Por qué Dios pidió a los israelitas que erigieran un monumento? El propósito de estas piedras era que sirvieran como “señal”. El término
hebreo así traducido (‘ot) está a menudo asociado con la palabra “maravilla” y puede referirse a actos milagrosos realizados por Dios (ver el estudio de ayer),
como las plagas de Egipto (Éxo. 7:3; Deut. 4:34). También puede significar “símbolo” como representación de una realidad más profunda o trascendente. Por
ejemplo, el arco iris es una “señal” del pacto (Gén. 9:12, 13); la sangre en los marcos de las puertas de las casas israelitas también es designada como una
“señal” (Éxo. 12:13); y, lo que es más significativo, el sábado es una “señal” de la Creación y de la presencia santificadora de Dios (Éxo. 31:13, 17; Eze. 20:12).
En el caso de las doce piedras, la señal funcionaría como un memorial que recordara a cada generación posterior el milagro de la travesía. El término traducido en el versículo 7 como “monumento conmemorativo” (zikkaron) procede de la palabra zakar, “recordar”, que denota algo más que el acto pasivo de rememorar algo. Implica un recuerdo acompañado de una acción apropiada (Deut. 5:15; 8:2). La construcción de monumentos conmemorativos de piedra (Gén. 28:18-22) y los rituales que suscitaban preguntas (Éxo. 12:26, 27; Deut. 6:20-25) eran habituales en el Antiguo Testamento. En lugar de repetir los milagros una y otra vez, Dios establece monumentos que evocan el recuerdo de sus grandes actos y suscitan respuestas significativas. Por ello, la señal debe permanecer allí “para siempre”, lo que implica la necesidad de preservar perpetuamente este milagro del Señor en la memoria colectiva de su pueblo.
La posible pregunta de las generaciones futuras es significativa porque se formula de forma personal: “¿Qué son estas piedras para ti?”. Cada nueva generación debía interiorizar y comprender personalmente el significado que estas piedras tenían para ella. La fe en un Dios hacedor de milagros solo puede mantenerse viva si cada generación redescubre el significado de los poderosos actos del Señor para sí misma. Tal fe marcará una diferencia importante entre vivir
fielmente las tradiciones basadas en la Biblia y el tradicionalismo –la religión muerta de las generaciones carentes del valor y el fervor originales–. En definitiva, tenemos que hacer nuestra la fe basada en la Biblia. Nadie, especialmente nuestros antepasados, puede creer por nosotros.
¿Qué memoriales de tu experiencia personal con el Señor te ayudan a recordar lo que él ha hecho por ti?
Miércoles 15 de octubre
OLVIDO
Lee Josué 4:20-24 a la luz de Jueces 3:7; 8:34; Salmo 78:11; Deuteronomio 8:2, 18 y Salmo 45:17. ¿Por qué era tan importante recordar las proezas del Señor?
Observa el cambio de pronombres personales en Josué 4:23. Se dice allí que las aguas del Jordán se habían secado ante “ustedes”, es decir, ante los israelitas
que acababan de cruzar el río. Sin embargo, el texto dice luego que el Mar Rojo se había secado ante “nosotros”, los integrantes de la primera generación que
aún estaban presentes y que habían sido testigos del Éxodo. Los dos acontecimientos, vividos por dos generaciones diferentes, tenían un significado similar.
Esto permitió a la segunda de estas generaciones redescubrir el significado del cruce del Jordán a través del testimonio de sus antecesores.
Percibimos generalmente el olvido como un rasgo normal de los seres humanos. Sin embargo, el olvido en el ámbito espiritual puede acarrear graves
consecuencias. Incluso hoy, si queremos preservar nuestra identidad como pueblo que posee una vocación y una misión peculiares, tendremos que idear maneras de refrescar nuestra memoria espiritual, tanto individual como corporativa, para no perder de vista nuestro origen, nuestra identidad y nuestra misión. Lee 1 Corintios 11:24, 25 y Juan 14:26. ¿Por qué debemos recordar siempre lo que Cristo hizo por nosotros? ¿Hay acaso algo más importante que eso?
Elena de White comprendió claramente que si no avanzamos de manera constante a la luz de los actos pasados de Dios y de su revelación, seguramente
perderemos la motivación para cumplir nuestra misión en el futuro. Ella escribió: “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (Notas biográficas, p. 193).
Aunque es importante recordar el pasado y cómo el Señor ha obrado en tu vida, ¿por qué debes tener día a día una experiencia renovada con él y experimentar ahora la realidad de su amor y presencia?
Jueves 16 de octubre
MÁS ALLÁ DEL JORDÁN
“Convirtió el mar en tierra seca, por el río pasaron a pie. ¡Alegrémonos, pues, en él!” (Sal. 66:6). Tanto el cruce del Mar Rojo como el del Jordán señalan una nueva era en la historia bíblica, y ambos tienen un significado simbólico (ver Sal. 66:6; 114:1-7;
2 Rey. 2:6-15). Ya en el Antiguo Testamento hay textos que vinculan los dos acontecimientos y reconocen un significado que apunta más allá de los escenarios
originales. En el Salmo 66:6, el salmista celebra el acto redentor de Dios en su vida (Sal. 66:16-19) refiriéndose a los ejemplos históricos del cruce del Mar Rojo
y del Jordán.
El Salmo 114 también vincula ambos acontecimientos, no porque el autor no viera una diferencia cronológica entre ellos, sino por el significado teológico que
comparten las dos travesías. Así, se considera que los dos eventos contribuyen a un cambio en el estatus de Israel. Primero, de la esclavitud a la libertad. Luego, del nomadismo a la condición de nación. En estos Salmos, los ejemplos de las dos travesías ilustran el cambio de estatus del autor, que pasa de la opresión, la pobreza, el desamparo y la humillación a la seguridad, el bienestar, la salvación
y la dignidad.
En el contexto de un milagro similar al registrado en Josué, también junto al Jordán tuvo lugar la traslación de Elías. Para Elías, la travesía supuso el cambio de
estatus más significativo de su vida: su traslado al Cielo. Para Eliseo, el cambio también es importante, ya que el ayudante del profeta (1 Rey. 19:21) se convierte en el profeta de la nación (2 Rey. 2:22). Lee Mateo 3:16, 17 y Marcos 1:9. ¿De qué manera dan a entender estos escritores del Nuevo Testamento que el río Jordán tiene un significado simbólico y espiritual?
El ministerio terrenal de Jesús como Representante de Israel sigue el modelo de la historia del antiguo pueblo de Dios. Jesús pasa por las experiencias del
“Mar Rojo” y del “Jordán”. Es llamado a salir de Egipto tras un decreto de muerte (Mat. 2:14-16), pasa 40 días en el desierto (Mat. 4:2), similares a los 40 años del
antiguo Israel y, como transición de su vida privada a su ministerio público, es bautizado en el Jordán (Mat. 3:16, 17; Mar. 1:9).
Más adelante, Hebreos 3 y 4 reconoce el significado simbólico del cruce del Jordán y presenta la entrada en Canaán como prefiguración del “reposo de la
gracia” al que acceden los cristianos por medio de la fe.
Viernes 17 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee las páginas 516-518 del capítulo “El cruce del Jordán” en el libro Patriarcas y profetas de Elena de White. “Estudiad cuidadosamente las vicisitudes de Israel durante su viaje a Canaán. Estudiad los capítulos tercero y cuarto de Josué, que registran la preparación de ellos para cruzar el Jordán, y el cruce de este río rumbo a la tierra prometida. Necesitamos mantener preparados el corazón y la mente, recordando las lecciones que el Señor enseñó a su pueblo de la antigüedad. En esta forma las enseñanzas de la Palabra de Dios siempre serán atrayentes e impresionantes”
(Comentarios de Elena de White, Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, p. 988).
“El Israel moderno se encuentra en mayor peligro de olvidar a Dios y de ser arrastrado a la idolatría que su pueblo antiguo. Hay muchos ídolos que se adoran,
aun entre los profesos guardadores del sábado. Dios le encargó a su pueblo en forma especial que se guardara de la idolatría, porque si eran desviados de su
servicio al Dios viviente, su maldición recaería sobre ellos, mientras que si lo amaban con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fortaleza, los
bendeciría abundantemente en sus cestos y graneros, y quitaría la enfermedad de en medio de ellos” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 528).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Analiza en tu clase el cruce milagroso del Jordán. ¿Cómo definirías los milagros? ¿Por qué parece que Dios no realiza milagros similares
actualmente?
2. ¿Qué maneras prácticas de prevenir el olvido espiritual, tanto a nivel individual como colectivo, puedes sugerir en tu clase? Aunque es importante que tengamos una relación dinámica y continua con Dios, y que no construyamos toda nuestra experiencia cristiana sobre la base de poderosas experiencias pasadas, ¿cómo podemos seguir utilizando nuestras experiencias pasadas como recordatorios de la manera en que Dios ha obrado en nuestras vidas?
3. ¿Cómo puede el sábado ayudarnos a recordar las intervenciones de Dios en nuestra vida y, al mismo tiempo, darnos un anticipo del descanso
prometido en su reino?
4. ¿De qué manera señala el sábado no solo lo que debemos recordar, sino también lo que podemos esperar en el futuro?