Lee para el estudio de esta semana
Mateo 12: 38-42; Jonás 3: 5-10; Apocalipsis 18: 4; Daniel 5: 1-31; Apocalipsis 16: 12-19; 2 Crónicas 36: 22, 23.
Al igual que los demás relatos que hemos examinado, estas crónicas históricas han sido muy significativas para todas las generaciones. Pero también tienen especial relevancia para las últimas, las que viven antes del regreso de Cristo. Es decir, podemos extraer de estos relatos históricos diversos elementos útiles para comprender mejor lo que llamamos «verdad presente».
Al mismo tiempo, necesitamos tener en cuenta algo importante acerca de estos relatos que parecen prefigurar eventos de los últimos días: debemos centrarnos en los temas generales y las alusiones, y no tratar de analizar cada detalle hasta el punto de caer en interpretaciones proféticas absurdas. Al igual que en las parábolas de Jesús, debemos buscar los puntos y las enseñanzas principales sin tratar de descubrir significados ocultos en cada detalle. En síntesis, debemos descubrir las líneas generales, los principios, y extraer de ellos los elementos relevantes para los últimos días.
Domingo, Junio 22
El profeta renuente
Aunque breve, la historia de Jonás (ver Jonas 1-4) tiene un impacto significativo. Muchos creyentes se han visto reflejados en este profeta renuente. Su historia también contiene notables alusiones a acontecimientos futuros.
Lee Mateo 12: 38 al 42. ¿A qué partes de la historia de Jonás se refiere Jesús cuando se dirige a los escribas y los fariseos? ¿Qué lecciones acerca del Juicio hay en su declaración?
Jesús declaró que era mayor que Jonás. Sabía que el hecho de venir a este mundo significaría la Cruz, y aun así vino a «buscar y a salvar lo que se había perdido» (Luc. 19: 10). Jonás pasó tres días en el gran pez a causa de sus propios pecados, pero Jesús pasó tres días en la tumba a causa de los nuestros. Eso era lo que hacía falta para salvar a los perdidos.
Jonás no quería ir a Nínive, lo cual es muy comprensible desde una perspectiva humana, ya que los asirios eran conocidos por su brutalidad. Los murales asirios están repletos de escenas de una crueldad inusitada. Los pueblos conquistados por ellos eran masacrados de maneras sádicas. ¿Quién querría ir a predicarles acerca del arrepentimiento?
Hay un momento importante en la historia de Jonás que puede señalar hacia el movimiento remanente de los últimos días. Cuando preguntan a Jonás quién es, él responde: «Soy hebreo, y venero al Señor, Dios de los cielos, que hizo la tierra y el mar», una declaración muy semejante al mensaje del primer ángel (Jon. 1: 9; Apoc. 14: 7). Su énfasis en el Señor como aquel «que hizo la tierra y el mar» señala a Dios como el Creador. Este hecho es fundamental para entender por qué debemos adorarlo, y la adoración es un tema central en los eventos de los últimos días.
Al mismo tiempo, también se nos ha encomendado predicar un mensaje potencialmente impopular en la Babilonia espiritual. Decir «¡Salgan de ella, pueblo mío!» (Apoc. 18: 4) equivale a llamar al mundo al arrepentimiento, algo que la mayoría no recibe con agrado, por muy amable que sea el mensajero. ¿Quién de nosotros no ha recibido respuestas negativas o incluso hostiles como resultado de su testificación? Ello es simplemente parte de la tarea.
¿Cuánto hay de Jonás en ti? ¿Cómo puedes superar esa actitud equivocada?
Lunes, Junio 23
Una obra de arrepentimiento
Jonás tenía un mensaje inequívoco para el pueblo de Nínive: «Jonás entró en la ciudad y caminó un día pregonando: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”» (Jon. 3: 4). El lugar estaba condenado. Después de todo, ¿no era ese un mensaje directo de un profeta del Señor? Sin embargo, ¿qué ocurrió con Nínive?
Lee Jonás 3: 5 al 10. ¿Por qué no se cumplió esta profecía?
Toda la ciudad se arrepintió y la destrucción anunciada no se llevó a cabo, al menos por un tiempo. «Se evitó su condenación; el Dios de Israel fue exaltado y honrado en todo el mundo pagano, y su ley fue reverenciada. Nínive no debía caer sino hasta muchos años más tarde, presa de las naciones circundantes, porque se olvidó de Dios y manifestó un orgullo jactancioso» (Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 183).
¿Podemos esperar que algo así ocurra en los últimos días como resultado del mensaje final dirigido al mundo caído? Sí y no. Muchos prestarán atención al llamado: «Y oí otra voz del cielo que decía: “¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y no reciban de sus plagas!”» (Apoc. 18: 4). Habrá personas en todo el mundo que se pondrán de pie y guardarán «los mandamientos de Dios y la fe de Jesús» en desafío a la bestia (Apoc. 14: 12). Estas personas, como las de Nínive, se librarán del juicio que sobrevendrá a los perdidos.
Algunas profecías, como la de que Nínive sería destruida, son condicionales. La ciudad sería destruida si el pueblo no se apartaba de su maldad (ver Jer. 18: 6-10). Sin embargo, otras profecías se cumplirán independientemente de la respuesta humana. Por ejemplo, las profecías mesiánicas acerca de la primera y la segunda venidas de Cristo, la marca de la bestia, el derramamiento de las plagas y la persecución al final del tiempo no son eventos condicionales. No obstante, nuestras acciones y las decisiones que tomemos determinarán de qué lado estaremos cuando se desarrollen los acontecimientos finales predichos por los profetas.
¿Qué decisiones estás tomando ahora que podrían determinar cuáles tomarás cuando llegue el momento de decidir entre adorar a Dios o a la imagen de la bestia?
Martes, Junio 24
La fiesta de Belsasar
Después de que la ciudad de Nínive fue humillada en el año 612 a. C. por un ejército que incluía a medos y babilonios (dirigidos por el padre de Nabucodonosor), Babilonia experimentó un renacimiento como no se había visto desde los días de Hammurabi, su gran legislador. Bajo Nabucodonosor, quien ahora estaba libre del problema de las incursiones asirias, la ciudad de Babilonia creció en riqueza e influencia hasta el punto de que las naciones vecinas no tuvieron más remedio que someterse a ella. Era la reina del mundo del antiguo cercano oriente, y las naciones que deseaban prosperar se declararon leales a ella.
Por su parte, y hasta donde sabemos, Nabucodonosor aceptó que el Dios de Daniel era el legítimo soberano de todas las naciones (Dan. 4: 34-37). El siguiente relato que aparece en el libro de Daniel es el de Belsasar, príncipe heredero y corregente del reino de Babilonia.
Lee Daniel 5: 1 al 31. ¿Qué importantes mensajes espirituales podemos extraer de este relato? ¿Qué hizo tropezar a Belsasar?
Quizá la parte más triste y trágica de este relato se encuentre en Daniel 5: 22. Después de relatar al rey la caída y la restauración de Nabucodonosor, Daniel le dice: «Y tú, su hijo Belsasar, sabiendo todo esto, no has humillado tu corazón». Es decir, aunque tuvo la oportunidad de conocer la verdad, prefirió ignorar los hechos y siguió el mismo curso de acción que acarreó tantos problemas a su predecesor.
Como Nabucodonosor al erigir la estatua de oro, Belsasar desafió abiertamente lo que el Dios de Daniel había predicho. El uso profano que hizo de los vasos del templo de Jerusalén era probablemente una manera de subrayar el hecho de que Babilonia había conquistado a los judíos y ahora poseía los artículos religiosos pertenecientes a su Dios. Es decir, que todavía tenían supremacía sobre el Dios que había predicho su desaparición.
Fue un completo desafío, a pesar de que Belsasar tenía sobrada evidencia y pleno conocimiento de los hechos. Su problema no era la falta de información o conocimiento, sino la dureza de su corazón. En los últimos días, cuando la crisis final se desate sobre el mundo, las personas también tendrán la oportunidad de conocer la verdad. Lo que determinará su decisión, como en el caso de Belsasar, será su corazón.
Miércoles, Junio 25
El secamiento del Éufrates
Uno de los puntos fuertes de Babilonia era el río Éufrates, que fluía bajo sus murallas y proveía a la ciudad de un suministro ilimitado de agua. Pero ese resultó ser a la vez su punto débil. Nitocris, una antigua reina babilónica, había realizado obras a lo largo del río con el fin de convertirlo en una ruta de acceso a la ciudad. Durante el proceso, desvió el río hacia un pantano para que los obreros pudieran trabajar con comodidad. Ciro se dio cuenta de que podía hacer lo mismo y disminuyó el nivel del Éufrates lo suficiente como para que sus tropas pudieran penetrar en la ciudad por debajo de la muralla. Una vez traspuestas las murallas, descubrió que los muros defensivos que bordeaban el río a lo largo de la ciudad estaban desguarnecidos, y conquistó la ciudad en una sola noche. El antiguo historiador griego Heródoto dice que «quienes vivían en el centro de Babilonia no tenían idea de que los suburbios habían caído, pues era una época de fiesta y todos estaban entregados a la danza y los placeres» (Herodotus, The Histories, trad. por Tom Holland [Nueva York: Penguin, 2015], p. 94). No cabe duda de que se trata de la fiesta descrita en Daniel 5.
Lee Daniel 5: 18 al 31 y Apocalipsis 16: 12 al 19. ¿Qué paralelismos encuentras entre algunas de las plagas del Apocalipsis y la historia de la caída de Babilonia?
Al explicar cómo discernir las señales de los tiempos, Jesús advirtió a sus discípulos: «Velen, pues, porque no saben a qué hora ha de venir su Señor. Sin embargo, sepan esto: Si el padre de la familia supiere a qué hora el ladrón había de venir, velaría y no dejaría asaltar su casa» (Mat. 24: 42, 43). Al igual que en la caída de Babilonia, la repentina aparición de Cristo tomará por sorpresa a la Babilonia moderna. Sin embargo, no tiene por qué ser así, ya que se nos ha dado amplia evidencia acerca de la pronta venida de Jesús en una multitud de detalladas profecías.
El mundo no será sorprendido por no conocer el anuncio divino, sino por no haber creído en él.
Lee Apocalipsis 16: 15. Aun en medio de estas advertencias acerca del fin de los tiempos, ¿qué mensaje típico del evangelio se encuentra allí? ¿Qué significa «no andar desnudo»?
Jueves, Junio 26
Ciro, el ungido
Cuando Ciro conquistó la ciudad de Babilonia y concluyó el cautiverio del pueblo de Dios, los persas les permitieron volver a la Tierra Prometida y reconstruir el Templo. Bajo Ciro, el Imperio Persa se convirtió en el más grande de la historia, formando lo que el historiador Tom Holland llama «el mayor conglomerado de territorios que el mundo hubiera conocido» (Tom Holland, Dominion: The Making of the Western Mind [Nueva York: Basic Books, 2019], p. 25, kindle edition). Como era costumbre entre los persas, Ciro fue llamado «el gran rey», o «rey de reyes».
Ciro prefigura lo que sucederá cuando Cristo regrese para buscar a su pueblo. Él es el Rey que viene del este (comparar con Mat. 24: 27), para guerrear contra Babilonia y liberar a su pueblo a fin de que este quede finalmente libre de ella y vuelva a la Tierra Prometida (ver Apoc. 19: 11-16). Por eso Dios se refiere a Ciro como «su ungido» (Isa. 45: 1). Este famoso persa no solo liberó al pueblo de Dios, sino también su campaña contra Babilonia es un tipo o prefiguración de la segunda venida de Cristo.
Lee 2 Crónicas 36: 22 y 23. ¿En qué se parecen la historia de Ciro y la de Nabucodonosor? ¿En qué difieren? ¿Cuál es la importancia del decreto? ¿Cómo influyó en la primera venida de Jesús siglos más tarde?
Malaquías es hoy el último libro del Antiguo Testamento, pero, de acuerdo con el orden original del canon hebreo, este terminaba originalmente con la declaración de Ciro en 2 Crónicas 36: 22 y 23, después de la cual comienza el Nuevo Testamento con el relato de Mateo acerca del nacimiento de Cristo, el Ciro antitípico. Ciro decretó la reconstrucción del Templo terrenal, pero Jesús inauguraría su ministerio en el Santuario celestial, que conduciría a su regreso y a nuestra liberación.
Ciro no era una representación perfecta de Cristo. Ningún tipo o prefiguración se alinea perfectamente con el antitipo, con la realidad representada, razón por la cual no debemos leer demasiado en cada pequeño detalle. Sin embargo, Ciro funciona en líneas generales como un tipo del Salvador.
Cuán fascinante es que Dios utilizara a un rey pagano de una manera tan marcada para hacer su voluntad. A pesar de las apariencias, ¿cómo podemos aprender a confiar en que Dios ciertamente dirigirá los acontecimientos finales según han sido profetizados?
Viernes, Junio 27
Para estudiar y meditar
Lee el capítulo titulado «El vigía invisible» en las páginas 349 a 359 del libro Profetas y reyes, de Elena G. de White.
«A cada nación que subió al escenario de acción se le permitió ocupar su lugar en la tierra, para que pudiera determinarse si iba a cumplir los propósitos del Vigilante y Santo. La profecía describió el nacimiento y el progreso de los grandes imperios mundiales: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Con cada uno de ellos, al igual que con las naciones de menos fortaleza, la historia se repitió. Cada uno tuvo su tiempo de prueba; cada uno fracasó, su gloria se desvaneció y desapareció su poder.
»Aunque las naciones rechazaron los principios divinos y con ello labraron su propia ruina, un propósito divino predominante ha estado obrando manifiestamente a través de los siglos» (Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 356).
En Jeremías 18, el profeta observa a un alfarero mientras este da forma a lo que está creando. Es esta imagen, la de un alfarero que moldea su arcilla, la que Dios utiliza para explicar el principio de condicionalidad en la profecía bíblica. Para asegurarse de que lo entendemos, el Señor dice por medio de Jeremías: «En un instante puedo hablar contra una nación o un reino para arrancar, derribar y destruir. Pero si esa nación se convierte de su maldad, yo también desistiré del mal que había pensado hacerle, y en un instante hablaré de esa nación o ese reino para edificar y plantar. Pero si hace lo malo ante mis ojos, y desoye mi voz, desistiré del bien que había determinado hacerle» (Jer. 18: 7-10).
Preguntas para dialogar:
Piensa en la afirmación de Jesús de que el Juicio será menos severo para Nínive que para el pueblo de Dios que se había desviado de la verdad (ver Mat. 12: 39-42). ¿Qué lección puede extraer la iglesia de Dios de esta advertencia?
Nota la afirmación de Elena G. de White de que «la historia se repitió» con cada imperio sucesivo (Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 392). ¿Qué tienen en común todos los imperios enumerados en la profecía? ¿De qué manera siguieron el mismo derrotero profético? ¿Cómo va también nuestro mundo actual en pos de ellos?
Domingo, Junio 22
El profeta renuente
Aunque breve, la historia de Jonás (ver Jonas 1-4) tiene un impacto significativo. Muchos creyentes se han visto reflejados en este profeta renuente. Su historia también contiene notables alusiones a acontecimientos futuros.
Lee Mateo 12: 38 al 42. ¿A qué partes de la historia de Jonás se refiere Jesús cuando se dirige a los escribas y los fariseos? ¿Qué lecciones acerca del Juicio hay en su declaración?
Jesús declaró que era mayor que Jonás. Sabía que el hecho de venir a este mundo significaría la Cruz, y aun así vino a «buscar y a salvar lo que se había perdido» (Luc. 19: 10). Jonás pasó tres días en el gran pez a causa de sus propios pecados, pero Jesús pasó tres días en la tumba a causa de los nuestros. Eso era lo que hacía falta para salvar a los perdidos.
Jonás no quería ir a Nínive, lo cual es muy comprensible desde una perspectiva humana, ya que los asirios eran conocidos por su brutalidad. Los murales asirios están repletos de escenas de una crueldad inusitada. Los pueblos conquistados por ellos eran masacrados de maneras sádicas. ¿Quién querría ir a predicarles acerca del arrepentimiento?
Hay un momento importante en la historia de Jonás que puede señalar hacia el movimiento remanente de los últimos días. Cuando preguntan a Jonás quién es, él responde: «Soy hebreo, y venero al Señor, Dios de los cielos, que hizo la tierra y el mar», una declaración muy semejante al mensaje del primer ángel (Jon. 1: 9; Apoc. 14: 7). Su énfasis en el Señor como aquel «que hizo la tierra y el mar» señala a Dios como el Creador. Este hecho es fundamental para entender por qué debemos adorarlo, y la adoración es un tema central en los eventos de los últimos días.
Al mismo tiempo, también se nos ha encomendado predicar un mensaje potencialmente impopular en la Babilonia espiritual. Decir «¡Salgan de ella, pueblo mío!» (Apoc. 18: 4) equivale a llamar al mundo al arrepentimiento, algo que la mayoría no recibe con agrado, por muy amable que sea el mensajero. ¿Quién de nosotros no ha recibido respuestas negativas o incluso hostiles como resultado de su testificación? Ello es simplemente parte de la tarea.
¿Cuánto hay de Jonás en ti? ¿Cómo puedes superar esa actitud equivocada?
Lunes, Junio 23
Una obra de arrepentimiento
Jonás tenía un mensaje inequívoco para el pueblo de Nínive: «Jonás entró en la ciudad y caminó un día pregonando: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”» (Jon. 3: 4). El lugar estaba condenado. Después de todo, ¿no era ese un mensaje directo de un profeta del Señor? Sin embargo, ¿qué ocurrió con Nínive?
Lee Jonás 3: 5 al 10. ¿Por qué no se cumplió esta profecía?
Toda la ciudad se arrepintió y la destrucción anunciada no se llevó a cabo, al menos por un tiempo. «Se evitó su condenación; el Dios de Israel fue exaltado y honrado en todo el mundo pagano, y su ley fue reverenciada. Nínive no debía caer sino hasta muchos años más tarde, presa de las naciones circundantes, porque se olvidó de Dios y manifestó un orgullo jactancioso» (Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 183).
¿Podemos esperar que algo así ocurra en los últimos días como resultado del mensaje final dirigido al mundo caído? Sí y no. Muchos prestarán atención al llamado: «Y oí otra voz del cielo que decía: “¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y no reciban de sus plagas!”» (Apoc. 18: 4). Habrá personas en todo el mundo que se pondrán de pie y guardarán «los mandamientos de Dios y la fe de Jesús» en desafío a la bestia (Apoc. 14: 12). Estas personas, como las de Nínive, se librarán del juicio que sobrevendrá a los perdidos.
Algunas profecías, como la de que Nínive sería destruida, son condicionales. La ciudad sería destruida si el pueblo no se apartaba de su maldad (ver Jer. 18: 6-10). Sin embargo, otras profecías se cumplirán independientemente de la respuesta humana. Por ejemplo, las profecías mesiánicas acerca de la primera y la segunda venidas de Cristo, la marca de la bestia, el derramamiento de las plagas y la persecución al final del tiempo no son eventos condicionales. No obstante, nuestras acciones y las decisiones que tomemos determinarán de qué lado estaremos cuando se desarrollen los acontecimientos finales predichos por los profetas.
¿Qué decisiones estás tomando ahora que podrían determinar cuáles tomarás cuando llegue el momento de decidir entre adorar a Dios o a la imagen de la bestia?
Martes, Junio 24
La fiesta de Belsasar
Después de que la ciudad de Nínive fue humillada en el año 612 a. C. por un ejército que incluía a medos y babilonios (dirigidos por el padre de Nabucodonosor), Babilonia experimentó un renacimiento como no se había visto desde los días de Hammurabi, su gran legislador. Bajo Nabucodonosor, quien ahora estaba libre del problema de las incursiones asirias, la ciudad de Babilonia creció en riqueza e influencia hasta el punto de que las naciones vecinas no tuvieron más remedio que someterse a ella. Era la reina del mundo del antiguo cercano oriente, y las naciones que deseaban prosperar se declararon leales a ella.
Por su parte, y hasta donde sabemos, Nabucodonosor aceptó que el Dios de Daniel era el legítimo soberano de todas las naciones (Dan. 4: 34-37). El siguiente relato que aparece en el libro de Daniel es el de Belsasar, príncipe heredero y corregente del reino de Babilonia.
Lee Daniel 5: 1 al 31. ¿Qué importantes mensajes espirituales podemos extraer de este relato? ¿Qué hizo tropezar a Belsasar?
Quizá la parte más triste y trágica de este relato se encuentre en Daniel 5: 22. Después de relatar al rey la caída y la restauración de Nabucodonosor, Daniel le dice: «Y tú, su hijo Belsasar, sabiendo todo esto, no has humillado tu corazón». Es decir, aunque tuvo la oportunidad de conocer la verdad, prefirió ignorar los hechos y siguió el mismo curso de acción que acarreó tantos problemas a su predecesor.
Como Nabucodonosor al erigir la estatua de oro, Belsasar desafió abiertamente lo que el Dios de Daniel había predicho. El uso profano que hizo de los vasos del templo de Jerusalén era probablemente una manera de subrayar el hecho de que Babilonia había conquistado a los judíos y ahora poseía los artículos religiosos pertenecientes a su Dios. Es decir, que todavía tenían supremacía sobre el Dios que había predicho su desaparición.
Fue un completo desafío, a pesar de que Belsasar tenía sobrada evidencia y pleno conocimiento de los hechos. Su problema no era la falta de información o conocimiento, sino la dureza de su corazón. En los últimos días, cuando la crisis final se desate sobre el mundo, las personas también tendrán la oportunidad de conocer la verdad. Lo que determinará su decisión, como en el caso de Belsasar, será su corazón.
Miércoles, Junio 25
El secamiento del Éufrates
Uno de los puntos fuertes de Babilonia era el río Éufrates, que fluía bajo sus murallas y proveía a la ciudad de un suministro ilimitado de agua. Pero ese resultó ser a la vez su punto débil. Nitocris, una antigua reina babilónica, había realizado obras a lo largo del río con el fin de convertirlo en una ruta de acceso a la ciudad. Durante el proceso, desvió el río hacia un pantano para que los obreros pudieran trabajar con comodidad. Ciro se dio cuenta de que podía hacer lo mismo y disminuyó el nivel del Éufrates lo suficiente como para que sus tropas pudieran penetrar en la ciudad por debajo de la muralla. Una vez traspuestas las murallas, descubrió que los muros defensivos que bordeaban el río a lo largo de la ciudad estaban desguarnecidos, y conquistó la ciudad en una sola noche. El antiguo historiador griego Heródoto dice que «quienes vivían en el centro de Babilonia no tenían idea de que los suburbios habían caído, pues era una época de fiesta y todos estaban entregados a la danza y los placeres» (Herodotus, The Histories, trad. por Tom Holland [Nueva York: Penguin, 2015], p. 94). No cabe duda de que se trata de la fiesta descrita en Daniel 5.
Lee Daniel 5: 18 al 31 y Apocalipsis 16: 12 al 19. ¿Qué paralelismos encuentras entre algunas de las plagas del Apocalipsis y la historia de la caída de Babilonia?
Al explicar cómo discernir las señales de los tiempos, Jesús advirtió a sus discípulos: «Velen, pues, porque no saben a qué hora ha de venir su Señor. Sin embargo, sepan esto: Si el padre de la familia supiere a qué hora el ladrón había de venir, velaría y no dejaría asaltar su casa» (Mat. 24: 42, 43). Al igual que en la caída de Babilonia, la repentina aparición de Cristo tomará por sorpresa a la Babilonia moderna. Sin embargo, no tiene por qué ser así, ya que se nos ha dado amplia evidencia acerca de la pronta venida de Jesús en una multitud de detalladas profecías.
El mundo no será sorprendido por no conocer el anuncio divino, sino por no haber creído en él.
Lee Apocalipsis 16: 15. Aun en medio de estas advertencias acerca del fin de los tiempos, ¿qué mensaje típico del evangelio se encuentra allí? ¿Qué significa «no andar desnudo»?
Jueves, Junio 26
Ciro, el ungido
Cuando Ciro conquistó la ciudad de Babilonia y concluyó el cautiverio del pueblo de Dios, los persas les permitieron volver a la Tierra Prometida y reconstruir el Templo. Bajo Ciro, el Imperio Persa se convirtió en el más grande de la historia, formando lo que el historiador Tom Holland llama «el mayor conglomerado de territorios que el mundo hubiera conocido» (Tom Holland, Dominion: The Making of the Western Mind [Nueva York: Basic Books, 2019], p. 25, kindle edition). Como era costumbre entre los persas, Ciro fue llamado «el gran rey», o «rey de reyes».
Ciro prefigura lo que sucederá cuando Cristo regrese para buscar a su pueblo. Él es el Rey que viene del este (comparar con Mat. 24: 27), para guerrear contra Babilonia y liberar a su pueblo a fin de que este quede finalmente libre de ella y vuelva a la Tierra Prometida (ver Apoc. 19: 11-16). Por eso Dios se refiere a Ciro como «su ungido» (Isa. 45: 1). Este famoso persa no solo liberó al pueblo de Dios, sino también su campaña contra Babilonia es un tipo o prefiguración de la segunda venida de Cristo.
Lee 2 Crónicas 36: 22 y 23. ¿En qué se parecen la historia de Ciro y la de Nabucodonosor? ¿En qué difieren? ¿Cuál es la importancia del decreto? ¿Cómo influyó en la primera venida de Jesús siglos más tarde?
Malaquías es hoy el último libro del Antiguo Testamento, pero, de acuerdo con el orden original del canon hebreo, este terminaba originalmente con la declaración de Ciro en 2 Crónicas 36: 22 y 23, después de la cual comienza el Nuevo Testamento con el relato de Mateo acerca del nacimiento de Cristo, el Ciro antitípico. Ciro decretó la reconstrucción del Templo terrenal, pero Jesús inauguraría su ministerio en el Santuario celestial, que conduciría a su regreso y a nuestra liberación.
Ciro no era una representación perfecta de Cristo. Ningún tipo o prefiguración se alinea perfectamente con el antitipo, con la realidad representada, razón por la cual no debemos leer demasiado en cada pequeño detalle. Sin embargo, Ciro funciona en líneas generales como un tipo del Salvador.
Cuán fascinante es que Dios utilizara a un rey pagano de una manera tan marcada para hacer su voluntad. A pesar de las apariencias, ¿cómo podemos aprender a confiar en que Dios ciertamente dirigirá los acontecimientos finales según han sido profetizados?
Viernes, Junio 27
Para estudiar y meditar
Lee el capítulo titulado «El vigía invisible» en las páginas 349 a 359 del libro Profetas y reyes, de Elena G. de White.
«A cada nación que subió al escenario de acción se le permitió ocupar su lugar en la tierra, para que pudiera determinarse si iba a cumplir los propósitos del Vigilante y Santo. La profecía describió el nacimiento y el progreso de los grandes imperios mundiales: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Con cada uno de ellos, al igual que con las naciones de menos fortaleza, la historia se repitió. Cada uno tuvo su tiempo de prueba; cada uno fracasó, su gloria se desvaneció y desapareció su poder.
»Aunque las naciones rechazaron los principios divinos y con ello labraron su propia ruina, un propósito divino predominante ha estado obrando manifiestamente a través de los siglos» (Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 356).
En Jeremías 18, el profeta observa a un alfarero mientras este da forma a lo que está creando. Es esta imagen, la de un alfarero que moldea su arcilla, la que Dios utiliza para explicar el principio de condicionalidad en la profecía bíblica. Para asegurarse de que lo entendemos, el Señor dice por medio de Jeremías: «En un instante puedo hablar contra una nación o un reino para arrancar, derribar y destruir. Pero si esa nación se convierte de su maldad, yo también desistiré del mal que había pensado hacerle, y en un instante hablaré de esa nación o ese reino para edificar y plantar. Pero si hace lo malo ante mis ojos, y desoye mi voz, desistiré del bien que había determinado hacerle» (Jer. 18: 7-10).
Preguntas para dialogar:
Piensa en la afirmación de Jesús de que el Juicio será menos severo para Nínive que para el pueblo de Dios que se había desviado de la verdad (ver Mat. 12: 39-42). ¿Qué lección puede extraer la iglesia de Dios de esta advertencia?
Nota la afirmación de Elena G. de White de que «la historia se repitió» con cada imperio sucesivo (Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 392). ¿Qué tienen en común todos los imperios enumerados en la profecía
? ¿De qué manera siguieron el mismo derrotero profético? ¿Cómo va también nuestro mundo actual en pos de ellos?
Explora un recorrido temático por los eventos clave de la historia de Israel, desde las plagas de Egipto hasta la construcción del Tabernáculo, con el objetivo de extraer lecciones prácticas y espirituales aplicables a la vida del creyente de hoy. Este estudio bíblico en PDF y en línea busca mostrar cómo la historia de Israel sirve como advertencia e instrucción, permitiendo comprender y aplicar sus principios espirituales en nuestra vida cotidiana. Incluye una introducción y trece lecciones detalladas: desde la opresión y el nacimiento de Moisés, pasando por la zarza ardiente, las plagas, la Pascua, la apertura del Mar Rojo, hasta el Pan y el Agua de Vida, el pacto en el Sinaí, cómo vivir la Ley, la apostasía e intercesión, la petición de ver la gloria de Dios, y finalmente, la construcción del Tabernáculo. Cada lección está disponible en PDF y en línea, facilitando el estudio personal, grupal o en clases bíblicas. Aprovecha estos recursos gratuitos para profundizar en la historia bíblica, fortalecer tu fe y entender cómo los principios de Israel pueden guiar y transformar tu vida espiritual hoy.
Sábado 9 de Agosto 2025
El Pan y el Agua de vida
Lee para el estudio de esta semana
Éxodo 15: 22–16: 36; Génesis 3: 1–6; Éxodo 17: 1–7; 1 Corintios 10: 4; Éxodo 18: 1–27; 1 Corintios 10: 11.
Para memorizar
«Y el Señor dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo se negarán a guardar mis mandamientos y mis leyes? Miren que el Señor les dio el sábado. Por eso en el sexto día les da pan para dos días. Quédese, pues, cada uno en su estancia, y nadie salga de su lugar en el séptimo día”. Así, el pueblo reposó el séptimo día» (Éxo. 16: 28–30).
Tras salir de Egipto, Israel emprendió un viaje desconocido hacia la Tierra Prometida. El pueblo se enfrentaba a un exigente y largo camino, y necesitaba aprender una multitud de lecciones. El Señor los guiaría y cuidaría, y deseaba ayudarlos a crecer, pero debían aprender disciplina, dominio propio, abnegación, generosidad, confianza en el Señor y, especialmente, obediencia.
Moisés era un líder visible, y el pueblo tenía que seguirlo y aceptar su liderazgo si querían triunfar. Era crucial que permanecieran unidos, que cooperaran como comunidad y que se ayudaran mutuamente. Había muchos obstáculos y desafíos por delante. Gran parte de su crecimiento espiritual dependería de cómo enfrentaran esos desafíos y respondieran a Moisés, especialmente cuando los retos fueran grandes.
El conocido adagio chino de que «un viaje de mil kilómetros comienza con un solo paso» era acertado en la situación de ellos, y necesitaban confiar en las indicaciones del Señor a cada paso. Trágicamente, como veremos, no aprendieron esas lecciones tan fácilmente. Pero ¿quién lo hace?.
Domingo 10 de agosto 2025
Aguas amargas
En los incidentes registrados en la Biblia, distintos personajes desempeñan papeles diferentes, buenos o malos, y debemos prestar mucha atención a las tramas, los lugares, los tiempos y los villanos. Sin embargo, lo más importante de un relato suele ser el desenlace y las lecciones aprendidas. Lo mismo puede decirse de los relatos bíblicos acerca de la historia del pueblo de Dios tras el cruce del Mar Rojo.
Como muestran los episodios, Dios es el Solucionador de problemas y el Pacificador. Sin embargo, su labor es dificultada por la incredulidad de las personas. Debido a su constante murmuración y desobediencia, los hebreos experimentaron serias complicaciones e incluso tragedias. Trajeron sobre sí mismos muchas dificultades debido a su incredulidad e impenitencia.
Lee Éxodo 15: 22 al 27. Tras el cruce del Mar Rojo, ¿cuál fue el trasfondo del primer milagro realizado?
La primera prueba de la fe de Israel estuvo asociada a la necesidad de agua, lo que no es de extrañar dado el difícil, caluroso y seco entorno del desierto. Después de tres días de viaje, el pueblo finalmente encontró agua, pero no era potable. Marah significa «amargo», y como el agua era amarga la fe de Israel en su bondadoso Señor se tambaleó rápidamente. Sin embargo, Dios reaccionó con compasión, y el primer milagro fue realizado con un trozo de madera. Por supuesto, no fue la madera sino el Señor quien hizo que el agua se tornara dulce y potable. El pueblo tuvo que aprender importantes lecciones: (1) Paciencia para esperar el momento oportuno del Señor, y (2) que Dios hace las cosas en cooperación con los seres humanos.
Sin embargo, los hijos de Israel dieron muchas cosas por sentadas y rápidamente olvidaron los grandes milagros que Dios había hecho por ellos, milagros por los que tan apasionadamente le habían cantado alabanzas, declarando: «¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas?» (Éxo. 15: 11).
Sin embargo, incluso después de sus quejas, Dios prometió que no traería sobre los israelitas «ninguna de las enfermedades» (Éxo. 15: 26, NVI) que habían asolado a los egipcios. Él los protegería, pero solo podrían experimentar el cumplimiento de esta promesa si se mantenían fieles a él.
¿Qué pruebas y luchas has enfrentado como resultado de tus propias decisiones? ¿Qué consuelo puedes obtener al saber que Dios seguirá obrando en tu favor si cooperas con él?.
Lunes 11 de Agosto
Codornices y maná
Desgraciadamente, existe un patrón repetitivo de rebelión en estas historias de peregrinación. La gente olvidaba notoriamente que la poderosa mano de Dios les había ayudado en el pasado y que él había provisto soluciones para sus dificultades. Dejaron que sus problemas presentes los cegaran respecto de su meta final y del futuro maravilloso prometido por Dios. Ese es un problema común incluso entre el pueblo de Dios actualmente.
Lee Éxodo 16: 1 al 36. ¿Por qué se quejaron los israelitas y qué ocurrió luego?
Es importante notar que las tentaciones registradas en la Biblia suelen estar relacionadas con el alimento. En el Jardín del Edén, la Caída se debió a la acción de comer del árbol prohibido del conocimiento del bien y del mal (Gén. 2: 16, 17; 3: 1-6). Cuando Jesús fue tentado en el desierto, Satanás intentó hacerlo caer valiéndose primero de la comida (Mat. 4: 3). Esaú perdió sus derechos como primogénito a causa de su apetito indisciplinado (Gén. 25: 29-34). ¡Cuántas veces la desobediencia de Israel estuvo relacionada con la comida y la bebida! No es de extrañar que Moisés recordara a las generaciones posteriores: «El hombre no vive solo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor» (Deut. 8: 3).
El maná era un alimento celestial que Dios suministró a los israelitas durante los cuarenta años en el desierto. Les enseñó mediante ese don que él es el Creador y el Proveedor de todo. Además, Dios usó la provisión sobrenatural de maná para mostrarles cómo guardar el sábado, el séptimo día semanal.
Cada semana ocurrían cuatro milagros: (1) Dios proveía una ración diaria de maná durante cinco días. (2) Los viernes recibían una ración doble de maná, pues este no les sería provisto el sábado. (3) La ración extra del viernes reservada para el sábado no se echaba a perder. (4) No caía maná en sábado. Dios realizaba constantemente estos milagros para que el pueblo recordara el sábado y celebrara la bondad de Dios durante ese día. Dios dijo: «Tomen en cuenta que yo, el Señor, les he dado el sábado» (Éxo. 16: 29, NVI).
A los humanos nos agrada comer y fuimos creados para disfrutar de ello. La abundancia de alimentos que crecen en la tierra (nuestra dieta original) revela que Dios quiere que comamos y que nos agrade lo que comemos. Sin embargo, ¿cómo es posible abusar del maravilloso don de la comida y del apetito?.
Martes 12 de Agosto 2025
Agua de la roca
En el desierto se necesita mucha agua. Dios se ocupó de este problema pese a que el pueblo se mostró contencioso, desconfiado e incluso puso a prueba su poder y disposición para darles agua. En su incredulidad, anhelaron regresar a Egipto.
Lee Éxodo 17: 1 al 7. ¿Qué lección debería haber aprendido el pueblo de este incidente?
Moisés llamó al lugar Masa, que significa «prueba», y Meriba, que significa «rencilla». El Señor dio agua a los israelitas a pesar de su incredulidad. Esas dos palabras deberían haberles recordado que no debían poner a prueba a Dios ni reñir con él (Heb. 3: 7, 8, 15). Cuestionaron seriamente la presencia de Dios a pesar de las numerosas demostraciones previas que habían tenido de su compañía, poder y autoridad.
«Moisés hirió la peña, pero fue el Hijo de Dios el que, escondido en la columna de nube, estaba junto a Moisés e hizo brotar las vivificadoras corrientes de agua. No solo Moisés y los ancianos, sino también toda la multitud que estaba de pie a lo lejos, presenciaron la gloria del Señor; pero si se hubiera apartado la columna de nube, habrían perecido a causa del terrible fulgor de aquel que estaba en ella» (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, p. 270).
El agua es un símbolo de vida, ya que sin ella no hay vida. Todas las células de nuestro cuerpo necesitan agua. Nosotros mismos estamos constituidos por un 60 % de agua. Incluso nuestros huesos están en parte compuestos por ella. Por lo tanto, el hecho de que Dios proporcionara agua a los israelitas en el desierto era evidencia de que Dios se preocupaba por sus necesidades y de que podían confiar en él. Pero, de nuevo, era necesario que fueran obedientes.
Muchos siglos después, Pablo recuerda a los creyentes que la experiencia de los israelitas en el desierto fue única. Cristo mismo no solo los guio, sino que también les proporcionó agua (Sal. 78: 15, 16) y satisfizo otras necesidades espirituales y físicas. En tal sentido, el apóstol afirmó: «La roca era Cristo» (1 Cor. 10: 4). Para ellos, Cristo era la Fuente de la vida y el Dador de la vida eterna. Así como una roca es firme, Dios guio a su pueblo con seguridad. Podemos confiar en él, porque no deja de cumplir sus promesas.
¿En qué aspectos necesitas ahora mismo confiar en Dios? ¿Cómo puedes aprender a someterte a su voluntad y esperar hasta que él actúe a su debido tiempo? ¿Por qué no siempre es fácil hacerlo?.
Miercoles 13 de Agosto
Jetro
Moisés recibió la visita de Jetro, su suegro, también llamado Reuel (Éxo. 2: 18), quien trajo consigo a Séfora, la mujer de Moisés, y a sus dos hijos, Gersón y Eliezer. Moisés salió a recibirlos cuando supo que venían.
Lee Éxodo 18: 1 al 27. ¿Qué pasos importantes en la historia de la nación tuvieron lugar aquí?
Jetro vino porque oyó hablar de la asombrosa liberación de Israel por parte de Dios. Moisés narró a Jetro en detalle «todas las cosas que el Señor había hecho a Faraón y a los egipcios por amor a Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y cómo el Señor los había librado» (Éxo. 18: 8).
Jetro alabó la bondad de Dios y sus extraordinarias intervenciones en favor de su pueblo: «¡Alabado sea el Señor que los libró de mano de los egipcios y de Faraón, y libró al pueblo de la opresión egipcia! Ahora reconozco que el Señor es grande más que todos los dioses, porque prevaleció contra los que se ensoberbecieron contra ellos» (Éxo. 18: 10, 11).
Lo que vemos aquí es un ejemplo de cómo la obra de Dios en favor de los hebreos debía ser un testimonio para el mundo acerca de quién es el Dios verdadero y de lo que puede hacer por su pueblo.
Mientras Jetro aprendía acerca del Dios verdadero, él mismo tenía consejos sabios y beneficiosos para ofrecer al pueblo de Dios. Moisés necesitaba organizar el sistema legal con principios justos y equitativos. También necesitaba jueces íntegros, dedicados y fieles. Jetro enumeró sabiamente las calificaciones que debían tener esas personas: (1) Hombres que respetaran profundamente a Dios; (2) que fueran dignos de confianza; y (3) que odiaran la ganancia deshonesta. Personas capaces y de buen carácter debían estar a cargo de diferentes grupos de miles, centenas, cincuentenas y decenas. De este modo, la carga administrativa de Moisés se reduciría y podría centrarse en los problemas importantes. Como resultado, el pueblo estaría bien atendido.
Moisés aceptó el sabio consejo de Jetro (Éxo. 18: 24) y nombró líderes para diferentes funciones administrativas (ver también Deut. 1: 9-18).
Moisés podría haber despreciado el consejo de su anciano suegro y haberle dicho que se ocupara de sus asuntos, pero no lo hizo. ¿Qué lecciones importantes podemos aprender de su disposición a escuchar a alguien que ni siquiera era hebreo?..
Jueves 14 de Agosto 2025
El Pan y el Agua de vida
Lee 1 Corintios 10: 11. ¿Qué razón aduce Pablo para que estos acontecimientos quedaran registrados?
Pablo explica que todo lo sucedido a los israelitas quedó registrado a fin de que sirviera como ejemplo y advertencia para los seguidores de Cristo y los ayudara a evitar los mismos problemas; es decir, para que aprendieran de esas experiencias. Se trata, pues, de una instrucción pertinente para quienes vivimos en «el fin de los tiempos» (NVI). Dios da a su pueblo el Espíritu Santo para fortalecer a los creyentes con «poder, [...] amor y [...] dominio propio» (2 Tim. 1: 7) a fin de que puedan tomar decisiones correctas y seguir sus enseñanzas. Jesucristo es la Fuente de la nueva vida (Juan 14: 6), y solo él puede convertirnos «en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es el culto espiritual de ustedes. [...] No se conformen a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su entendimiento, para que puedan comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Rom. 12: 1, 2).
Jesús también usó las enseñanzas contenidas en estos relatos, los del maná y el agua en particular, para enseñar verdades acerca de sí mismo, quien los guio por el desierto.
Lee Juan 4: 7 al 15 y 6: 31 al 51. ¿Qué verdades se nos revelan aquí a los cristianos?
La samaritana descubrió que Cristo le ofrecía algo que no obtendría en ningún otro lugar. La sed interior de paz, alegría y felicidad procede de Dios y, por lo tanto, solo él puede satisfacerla (Sal. 42: 1, 2).
Más tarde, en el contexto del maná, Jesús explicó que fue Dios, no Moisés, quien lo proveyó al pueblo. Luego Jesús declaró: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre» (Juan 6: 35). Jesús se identificó tres veces como el Pan de vida (Juan 6: 35, 41, 48).
Así como el maná en el desierto era «pan del cielo» (Juan 6: 31, 32), el agua de la roca era el regalo de Cristo para satisfacer la sed. Además de estos aspectos físicos, el pan y el agua tenían también un significado espiritual, pues Jesucristo es «el pan de vida» (Juan 6: 35, 48) y el «agua viva» (Juan 4: 10, 11, 14; 7: 37, 38). Solo él, pues, puede saciar verdaderamente nuestras sed y hambre espirituales.
Viernes 15 de Agoosto 2025
Para estudiar y meditar
Lee el capítulo titulado «Del Mar Rojo al Sinaí» en el libro Patriarcas y profetas, de Elena G. de White, pp. 263-274.
Poco después del incidente con el agua, la nación se enfrentó a un nuevo peligro (ver Éxo. 17: 8-16). Los amalecitas, una tribu feroz y belicosa, los atacaron. «Los amalecitas no desconocían el carácter de Dios ni su soberanía, pero en lugar de temerlo, se habían empeñado en desafiar su poder. Las maravillas hechas por Moisés ante los egipcios fueron tema de burla para los amalecitas, y se mofaron de los temores de los pueblos circunvecinos. Habían jurado por sus dioses que destruirían a los hebreos de tal manera que ninguno escaparía, y se jactaban de que el Dios de Israel sería impotente para resistirlos. Los israelitas no los habían perjudicado ni amenazado. En ninguna forma habían provocado el ataque. Para manifestar su odio y su desafío a Dios, los amalecitas trataron de destruir al pueblo escogido.
«Durante mucho tiempo habían sido pecadores arrogantes, y sus crímenes clamaban a Dios exigiendo venganza; sin embargo, su misericordia todavía los llamaba al arrepentimiento. Pero, cuando cayeron sobre las cansadas e indefensas filas de Israel, sellaron la suerte de su propia nación» (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, pp. 271-272).
Preguntas para dialogar:
Reflexiona en el hecho de que Jetro aprendió acerca del Dios verdadero a partir de lo que Dios hizo por su pueblo. (Ver Éxo. 18: 8-10), ¿Por qué es válido hoy ese principio? Pregúntate a ti mismo y a tu clase qué tipo de testimonio presenta nuestra iglesia ante el mundo. ¿Qué mensaje damos al mundo acerca de la naturaleza y el carácter de nuestro Dios?
Lee nuevamente 1 Corintios 10: 4. ¿Qué debería enseñarnos esto acerca de la antigua herejía, sostenida aún por algunos, según la cual el Dios del Antiguo Testamento era vengativo, iracundo e implacable en contraste con Jesús? ¿Cómo muestra este versículo lo erróneo de esa creencia?
Vuelve a leer lo que Elena G. de White escribió acerca de cómo los amalecitas tuvieron la oportunidad de conocer al Dios verdadero. Compara su actitud con la de Jetro. ¿Qué lecciones podemos aprender de esto acerca de por qué Dios trajo juicio no solo sobre ellos, sino también sobre muchos grupos humanos de la antigüedad con los que Israel entró en contacto?.